jueves, 1 de noviembre de 2018

Focos rojos encendidos en SEDENA y CISEN.

La transición de gobierno en las instituciones de seguridad y defensa nacionales está siendo todo menos tersa 

Cuarto de Guerra

GERARDO RODRÍGUEZ

La última semana ha sido la más tormentosa en una transición presidencial probablemente desde la Revolución Mexicana para las instituciones de seguridad y defensa nacionales. Aquí, algunos puntos históricos para contrastar.

Transición Salinas-Zedillo. Carlos Salinas le dejó a Ernesto Zedillo una moneda sobrevaluada que desencadenó la peor crisis económica contemporánea. Asimismo le heredó un conflicto armado afortunadamente con un proceso de paz en curso con el Ejército Zapatista. Zedillo no tuvo mayores problemas en su transición política con las Fuerzas Armadas y con el Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen). El encontronazo vino años después con el escándalo de corrupción del zar antidroga mexicano, el general José Gutiérrez Rebollo. Sin embargo el CISEN vivió una de sus épocas de mayor estabilidad con Alejandro Alegre.

Transición Zedillo-Fox. Vicente Fox causó malestar en el Cisen cuando solicitó el primer día de su gobierno un informe de sus actividades, lo que provocó la salida masiva de agentes de inteligencia vinculados políticamente con el gobierno de Zedillo. Muchos de esos ex agentes engrosaron las filas de las oficinas de espionaje político de gobiernos del PRI y del sector privado. La relación con las fuerzas armadas fue muy tersa rayando en la subordinación de decisiones estratégicas con Estados Unidos a lo que mandataba el general Gerardo Clemente García Vega.

Omito las transiciones entre Vicente Fox y Felipe Calderón y entre Calderón y Enrique Peña Nieto porque las instituciones de seguridad nacional supieron mantener su preeminencia y privilegios sin grandes transformaciones. Obviamente hubo algunos cambios pero no fueron estruendosos.

Transición Peña Nieto-López Obrador. La desaparición del Estado Mayor Presidencial, nombramientos de secretarios de Defensa y Marina con cambios en los protocolos de designación de sexenios anteriores, así como la participación de políticos morenistas como el diputado federal presidente de la Comisión de Defensa Nacional, Félix Salgado Macedonio, en posiciones estratégicas en el Poder Legislativo, con opiniones encontradas históricamente con las Fuerzas Armadas, están levantando las señales de alerta en estas instituciones.

En concreto, la designación de Saúl López Sollano como secretario técnico de esa comisión ya está causando mucho malestar y lo señalan como “miembro de las guerrillas en Guerrero”.

La transición de gobierno en las instituciones de seguridad y defensa nacionales está siendo todo menos tersa. Ojalá que los nuevos aires necesarios de la autollamada Cuarta Transformación (4T) no lastimen de muerte a las instituciones que pueden ser el respaldo de su gestión.

El Heraldo de México

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