martes, 10 de abril de 2018

Buscan maestros y médicos incendiar Oaxaca y México.





Alfredo Martínez de Aguilar 

A lo largo de la historia han sido una constante las traiciones de los vendepatrias en sus intentos apátridas por uncir fallidamente a México y a Oaxaca inicialmente al yugo de los viejos imperios europeos y, posteriormente, al imperialismo yanqui.

So pretexto del descubrimiento de América y la conquista española, primero fue España, la Madre Patria, luego Francia, después la desaparecida Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) y, finalmente, Estados Unidos de América y Rusia. 

Ello trajo como consecuencia la lucha fratricida por tres invasiones extranjeras, española, francesa y norteamericana y la consecuente pérdida de más de la mitad del territorio nacional, así como la fallida partición de México en el Istmo de Tehuantepec.

Durante la época de la llamada “guerra fría” varios fueron los intentos del bloque comunista por tomar por asalto el poder en México, a través de movimientos subversivos enarbolando algunas demandas políticas y sociales justas y justificadas, sobre todo, la farsa de democratización.

Ahí están registrados por los anales de la historia los movimientos de los ferrocarrileros con el oaxaqueño Demetrio Vallejo Martínez al frente, aparejado al movimiento magisterial y años después la insurrección del movimiento médico.

A pesar de la caída del Muro de Berlín y en medio del resurgimiento del capitalismo salvaje de la globalización, nuevamente reaparecen los movimientos magisterial y médico en la era de la dictadura de Vladimir Putin en Rusia y del norcoreano Kim Jong-un.

Pero la guerra a muerte entre capitalismo y socialismo-comunismo, por supuesto, que está presente en los países de América Latina, representados estos últimos especialmente por el populismo de Hugo Chávez y Nicolás Maduro, en Venezuela.

El financiamiento del exterior todavía no denunciado públicamente de manera documentada en los medios internacionales y nacionales, es la respuesta a la insistente pregunta ¿De qué ha vivido Manuel Andrés López Obrador (MALO) en los últimos 20 años?

Al candidato presidencial vitalicio de la izquierda populista radical se le puede acusar fundadamente de corrupto, pero no de pendejo, casi nunca recibe directamente las carretadas de dinero que ha invertido en su permanente campaña por la presidencia. 

Hasta ahora las agencias de inteligencia y seguridad nacional, norteamericanas y mexicanas, no han hecho públicos los expedientes del financiamiento internacional que recibe el presidente del Consejo Nacional del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena).

Financiamiento del movimiento global izquierdista de corte socialista populista al que se suman el dinero sucio del narcotráfico, a través de personajes impresentables como Julio César Godoy Toscano en Michoacán, José Luis Abarca Velásquez en Guerrero, y Rigoberto Salgado Vásquez en Tláhuac.

Entre muchos otros más, figuran Ricardo Gallardo Juárez y su hijo José Ricardo Gallardo Cardona, ex presidentes municipales perredistas de Soledad de Graciano Sánchez, San Luis Potosí, Miguel Ángel Almaraz en Tamaulipas y Marco Antonio El Puma Mejía López en Quintana Roo.

Éste seguramente será uno de los más demoledores misiles que el PRI-gobierno le tiene armados, a través de la coalición “Todos por México” para dañar su línea de flotación y destruir por tercera ocasión consecutiva su obsesión por llegar a la Presidencia de la República. 

No pequemos de ingenuos porque es pecar de pendejos ni neguemos la realidad simplemente cerrando los ojos, no se trata de señalamientos producto de fobias o de una mente calenturienta, a la vista de todos están las piezas del rompecabezas que prueban lo dicho.

Ahí está el Comunicado del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) que publicamos en esta columna, en el que condenan que se trate como criminales al personal de salud, por lo que expresan “No a la criminalización del acto médico”.

De ahí, la creciente radicalización de los milicianos y activistas infiltrados en la Sección XXII de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) y, ahora, la reaparición del movimiento médico con las mismas estrategias, tácticas y técnicas guerrilleras.

Movilizaciones diversas que pasan por marchas y paros locos, hasta llegar a la amenaza compartida de estallar una huelga nacional. ¿Estas acciones desestabilizadoras serán simple coincidencia o más bien se trata de un plan político, debidamente preconcebido y fielmente acatado?

Es por demás evidente, público y notorio que en política y menos en el actual proceso electoral federal haya simples coincidencias y casualidades, como enderezar una campaña política nacional contra el Fiscal General de Oaxaca, Rubén Vasconcelos, y el propio Gobernador Alejando Murat.

Acaso será simplemente una cortina de humo como parte de una perversa maniobra de distracción al trascender que el firme compromiso de combatir la corrupción de Gabino Cué y su mafia de probables rateros está a punto de llevar a la cárcel a otros “peces gordos”.

A quién estorban el Fiscal General de Oaxaca, Rubén Vasconcelos, y el propio Gobernador Alejando Murat más que a Manuel Andrés López Obrador y al Movimiento de Regeneración Nacional, y a sus cómplices de la Sección XXII de la XCNTE y de las 685 organizaciones sociales, la mayoría radicales vinculadas a la guerrilla y al narcotráfico.

Algunos otros interesados en echar gasolina al fuego para tirar al Fiscal y al Ejecutivo estatal son los ex gobernadores enemigos de José Murat, padre de Alejandro Murat, particularmente Ulises Ruiz Ortiz, Diódoro Carrasco Altamirano y Gabino Cué Monteagudo.

Es solo un pretexto rechazar el dolo eventual agravado con la responsabilidad médica contra la anestesióloga Gabriela Cruz López y el traumatólogo Luis Alberto Pérez Méndez y la detención de este último por el delito de homicidio doloso, por la muerte del niño Edward Luna Trujillo.

En realidad, se trata de una maniobra perversa más de Manuel Andrés López Obrador y del Movimiento de Regeneración Nacional por mandar ¡Al diablo las instituciones! dinamitando el Estado de Derecho y las leyes que de este emanan en lugar de reformarlas para perfeccionarlas.

Para dejar satisfechas a las partes en conflicto, sin embargo, es indispensable un acto de justicia que dé a cada quien lo suyo, como lo sentenciaron para la posteridad los jurisconsultos romanos, como Ulpiano sobre la más acabada definición de justicia Iustitia est constans et perpetua voluntas ius suum cuique tribuendi; «La justicia es la constante y perpetua voluntad de dar (conceder) a cada uno su derecho».

La virtud humana de buscar el justo medio recomendada por los clásicos latinos, padres fundadores de la cultura cristiana occidental al igual que el Juramento del genio griego de la medicina Hipócrates, plantea una encrucijada real ante la probable muerte de un paciente por negligencia médica:

O consuelo en la justicia divina porque hay un Dios que todo lo ve, justicia jurídico-legal humana o por propia mano. A nuestro leal saber y entender, no otro es el desenlace final ante la probable comisión de un delito doloso o culposo que implique, sobre todo, la pérdida de una vida humana.

Que no se escandalicen las hipócritas buenas conciencias, porqué ahí están los casos del asesinato del médico oncólogo Ramón Jiménez Caballero, entre otros. Es una triste, cruel y descarnada realidad. Lo dijo la madre de Edward, no buscan venganza, sino justicia, de lo contrario, hubieran matado a los médicos. 

La aplicación de las leyes que emanan de un Estado de Derecho Democrático, a través de su Constitución, es humanamente el fiel de la balanza entre la fe en el castigo divino y la venganza. El espíritu de la Ley, en cambio, no es otro que la búsqueda de la justicia simple y llana.

A nuestro juicio, dar a cada quien lo suyo, con estricto apego a la ley y al derecho, es la salida humanamente deseable y posible para evitar hacerse justicia por propia mano, y retroceder a la vigencia de la ley de la selva y al acrecentamiento de mayor violencia brutal y salvaje.

Ante el alejamiento, que no crisis de los valores, porque estos son imperecederos, como el tiempo que no se pierde ni se gana porque es y existe, de manera más que lamentable y dolorosa, se ha ido perdiendo la fe en la justicia divina y en las leyes humanas para garantizar la armonía social.

Es tal el alejamiento de Dios y de la aplicación justa de la ley que la creciente corrupción e impunidad, se han convertido en México y Oaxaca, ya no en una creciente bola de nieve, sino en una verdadera avalancha que amenaza arrasar con todos, culpables e inocentes.

El único factor que garantiza el equilibrio y la armonía social, pero ante todo la paz y tranquilidad es el absoluto respeto al Estado de Derecho y a las leyes que de este emanen, a fin de preservar nuestros derechos y cumplir nuestras obligaciones, a querer o no, nos guste o no.

Esta es la solución civilizada a la creciente polarización socio-jurídica que ha detonado la muerte del niño Edward Trujillo Luna por la probable comisión del delito de dolo eventual y la detención inicial del médico Luis Alberto Pérez Méndez a la que muy pronto seguirá la detención de la anestesióloga Gabriela Cruz López.

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