jueves, 29 de junio de 2017

Política y educación en Oaxaca


Alfredo Martínez de Aguilar 
El resultado de las pasadas elecciones en los estados de Nayarit, Coahuila, Veracruz, pero sobre todo en el Estado de México, entre otras cosas le permiten al presidente Enrique Peña Nieto un margen de operación para decidir sobre la candidatura presidencial del Partido Revolucionario Institucional (PRI) para el 2018. Lo anterior presiona a quienes, como el secretario de educación pública, Aurelio Nuño Mayer, al parecer desean dicha postulación.

Lo anterior ayudaría a comprender el afán del secretario Nuño Mayer por ser elegible al esforzarse por llevar a buen término la Reforma Educativa, sobre todo en el tema de la evaluación allí donde encuentra más resistencia: en territorio de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), sobre todo en el caso de Oaxaca.

En el llamado nuevo Instituto Estatal de Educación Pública de Oaxaca (IEEPO), el anterior secretario de educación, Emilio Chuayffet, obligó en el 2015 al ex gobernador Gabino Cué Monteagudo a romper con la Sección XXII del SNTE y alinearse con la reforma educativa, so pena de destapar la corrupción en el IEEPO y “fincar responsabilidades”. En 2016, el gobernador Cué Monteagudo designó al profesor Germán Cervantes Heredia como nuevo director general del IEEPO; para entonces era claro que el nuevo director recibía instrucciones directas del secretario de educación pública y no del gobernador del estado. Pocos días después de su nombramiento, Cervantes Ayala designó como oficial mayor del IEEPO a su hombre de confianza: Salvador Reyes Heredia.

En diciembre de 2016 el actual gobernador, Alejandro Murat, ratificó en su cargo al Profr. Germán Cervantes Ayala, pero en enero de 2017 hizo cambios significativos en el primer nivel de funcionarios del IEEPO; nombró como oficial mayor a Gilberto Gamboa Medina y como subdirector general a Julián Luría, este último, muy vinculado al exdirector general del IEEPO Abel Trejo, hoy “exonerado” por la justicia local. 




Con los cambios mencionados, todo indicaba que el gobernador Murat intentaba recuperar el control del IEEPO como era lógico esperar. El conflicto permanente con la Sección XXII del SNTE requiere no sólo del control del IEEPO, sino de avanzar en la aplicación de la reforma educativa en función de las condiciones políticas de la entidad. Hubo incluso intentos de debilitar la imagen del todavía director general del Instituto filtrando en la prensa presuntas relaciones sentimentales del funcionario.

Por un tiempo (enero-abril), se complicó la situación en el IEEPO por la pugna entre “muratistas” y “nuñistas”, al grado que el director general del Instituto parecía una figura decorativa. No obstante lo anterior, el secretario de educación pública comenzó a apretar las tuercas en el IEEPO oaxaqueño.

Los resultados de las pasadas elecciones en el Estado de México fueron la señal para la contra ofensiva federal en Oaxaca. El director general del IEEPO designo como su nuevo coordinador general de asesores a Salvador Reyes Heredia. Es muy probable que Reyes Heredia reasuma las funciones de oficial mayor desde sus oficinas de asesor general, lo cual implicaría el desconocimiento tácito de Gilberto Gamboa, quien ya venía siendo marginado en las oficinas de la SEP desde hacía un par de meses.

Este cambio significa que el secretario de educación pública no está dispuesto que Oaxaca le enmiende la plana, aunque esto implique radicalizar a la Sección XXII. La atención se pondrá en los procesos de regularización de los trabajadores, en la preparación de los recursos aplicables al programa Escuela al Centro y en evitar la “ordeña” de plazas que hasta ahora, la contraloría estatal no ha querido investigar pese a existir elementos para proceder en contra de la pasada administración.

Por su parte, el sindicato de maestros en Oaxaca se ha mantenido cautelosos y ha mantenido un relativo bajo perfil en sus acciones, ha dado prioridad a la consulta a sus bases y al fortalecimiento de su movimiento desde las escuelas. En ese sentido, la consulta realizada en junio de este año, arrojó como resultado que el 95% de los trabajadores consultados estuvieron de acuerdo con irse al paro; pero a diferencia de lo que la Asamblea Nacional Representativa de la CNTE proponía, los trabajadores consultados en Oaxaca decidieron realizar el paro en noviembre de este año.

Cabe destacar la modalidad del paro. La consulta obtuvo como resultado que la mayoría de los trabajadores de la educación en Oaxaca prefieren un paro representativo del 40% de su militancia, con énfasis en las acciones en el estado y no en la capital del país.

La propia consultar provocó desacuerdos al interior del sindicato; pero lo que más ha disgustado a algunos son los recientes acuerdos de la Comisión Política con el gobierno del estado al aceptar someterse a la evaluación para liberar los pagos de los llamados “regularizados” y la contratación de los normalistas. En este aspecto, los funcionarios federales no han cedido: la evaluación se aplica porque se aplica.

Al parecer a la dirigencia de la Sección XXII, en cierta forma debilitada, no le ha quedado otra alternativa que aceptar las condiciones impuestas y hoy recibe la crítica de los más radicales y de quienes han quedado fuera de la interlocución con el gobierno del estado, que implica estar fuera de la distribución de recursos y prebendas.

Por las implicaciones que pudieran tener las tensiones al interior de la Sección XXII, conviene recordar lo sucedido en el año 2005, año en el que, el arreglo de la dirigencia de Enrique Rueda Pacheco con el gobierno de Ulises Ruiz Ortiz llevó a la crisis del 2006; por cierto, también un año de elecciones presidenciales. No afirmo que se vaya a repetir una crisis semejante, sólo señalo la similitud de las situaciones.

Conforme avance el 2017 y se conozca la candidatura del PRI a la presidencia de la república, el impulso de la reforma educativa irá menguando y el trato con los gobernadores de los estados adquirirá relevancia. Ambas condiciones favorecen la radicalización de la Sección XXI y su vinculación con MORENA, sobre todo si se toman en cuenta los saldos que están dejando los desastres naturales y accidentes como el ocurrido en PEMEX-Salina Cruz.

De no tomarse medidas para bajar la presión de las organizaciones sociales y partidistas y diseñar un plan efectivo para mitigar los efectos de la pobreza, el coctel oaxaqueño se tornará cada vez más explosivo.

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