México es más que una consulta para el nuevo aeropuerto, afirma el secretario general de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), José Ángel Gurría.
En entrevista con EL UNIVERSAL, durante su visita de trabajo al país, dice que hay una agenda pendiente que deberá atender el nuevo gobierno más allá de cuál fue la opción que se eligió para ubicar la terminal aérea.
Luego de haberse reunido con casi todos los integrantes del actual gabinete y con los futuros titulares de las principales secretarías de Estado, advierte que lo más preocupante sigue siendo el combate a la pobreza y la desigualdad en México, en un contexto de la era digital que si no se atiende se perderá productividad y se quedará como un país maquilador.
Hablar del tema del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM) sin duda le apasiona y le dedica más tiempo durante la conversación al filo de una semana intensa de trabajo en el país, pero Gurría no pierde el foco para señalar los retos para la próxima administración.
La agenda
De las tareas que se tendrán que ver desde el primer día del nuevo gobierno apunta:
“Yo te diría que las agendas en cuanto a los encabezados no cambian mucho, lo que cambia es el contenido y son las tareas porque además se va avanzando, se van haciendo leyes y regulaciones; se van cambiando las cosas, se va avanzando y tiene más experiencia y sabes en dónde están las necesidades de cambio”.
Pero para la OCDE a lo que hay que ponerle más atención siempre será el combate a la pobreza, desigualdad, y la contraparte que es la igualdad de las oportunidades que tiene que ver con educación, salud y con el futuro del trabajo.
Sin embargo advierte que hoy tenemos un contexto muy diferente que viene con velocidad, y tiene que ver con los temas digitales, y por lo tanto se trata de nueva realidad.
“México tiene que ponerse al día porque si no corremos el riesgo de rezagarnos en la productividad y competitividad, y por lo tanto en las oportunidades, y otros más serán los encargados de producir y serán los encargados de vender y nosotros, no sé, nos vamos a quedar en la maquila, digamos ¿no? En lugar de ser los productores de última instancia”, pondera el funcionario.
Gabinete entrante y saliente
A diferencia de sus visitas anteriores a México, esta vez José Ángel Gurría Treviño tuvo una doble agenda de trabajo, pues además de encabezar el Tercer Foro de Competencia y Regulación y de haber presentado varios reportes, asistir a entrega de premios y a la conmemoración de los 50 años de las Olimpiadas en el país, tuvo oportunidad de reunirse con los actuales y futuros secretarios de Estado.
Si bien para él no es nuevo estar involucrado en asuntos de transición —fue el encargado de ese proceso entre el presidente saliente Ernesto Zedillo y el entrante, Vicente Fox— ahora lo hizo desde una posición global como jefe de la OCDE.
Se reunión con la secretaria de la Función Pública, Areli Gómez, y con su sucesora, Irma Eréndira Sandoval; con Gerardo Ruiz Esparza de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, así como su sucesor Javier Jiménez Espriú.
Con Ildefonso Guajardo de Economía y la primera mujer que ocupará esta cartera, Graciela Márquez.
Con el canciller Luis Videgaray, y con Marcelo Ebrard será hasta enero de 2019 porque andaba de viaje.
Se sorprendió que en la SEP llevan 37 reuniones de trabajo Otto Granados y Esteban Moctezuma.
Urzúa, con sentido del humor
También se reunió con el actual responsable de las finanzas públicas, José Antonio González Anaya, y con el futuro secretario de Hacienda y Crédito Público, Carlos Urzúa, de quien dice no tenía el gusto de conocerlo, pero le dejó buena impresión.
Hablaron muchas cosas de importancia de las que no abundó y aprovechó para destacar las credenciales académicas y experiencia de los que eligió como subsecretarios: Arturo Herrera y Gerardo Esquivel.
De Herrera comenta que lo conoció cuando estaba en el Banco Mundial y le tocó trabajar algunas cosas de la OCDE con él.
Como ex secretario de Hacienda, para Gurría lo que más le llamó la atención es el temperamento y la actitud de Carlos Urzúa, y que está consciente del reto que tendrá a diferencia de otros titulares de la SHCP, porque se encargará de las compras públicas, tarea de la que dice le ofreció el apoyo de la OCDE.
Identificó una cualidad en Urzúa que le va a servir mucho: “Tiene un gran sentido del humor, y eso le va ayudar mucho, porque él no se toma muy en serio a sí mismo, pero sí toma muy en serio su trabajo”.
Cree que esa es la clave, o por lo menos una para el éxito de un funcionario público.
“No es la importancia del puesto ni que uno se sienta muy importante, sino más bien el reto del desempeño que uno tiene que hacer y que uno tome muy en serio la obligación y lo que se espera de uno, a la hora de estar operando todos los días”, considera.
Texcoco
Su vista a México coincidió con la consulta para elegir la ubicación del NAIM y no perdió la oportunidad para votar y defender el proyecto en marcha en Texcoco.
¿Hay país después de la consulta del nuevo aeropuerto? ¿O se acabó México?
Antes de responder suelta una larga carcajada. “No por favor, mira yo te diría que, bueno casi me has hecho una provocación y entonces yo te voy a contestar de manera muy seria aunque lo tuyo era un poquito de broma… El tema del aeropuerto no es México. Es un tema de los tantos que tiene México, independientemente de cuál sea la decisión que se tome en la encuesta o consulta; no, esto será un elemento que tomarán en cuenta las propias autoridades”.
Apunta que independientemente de eso, ahí está la fuente de pago bien definida, y que los inversionistas no van a tener ningún impacto.
Sin embargo, hay 7 mil 600 millones de dólares en tres diferentes emisiones de deuda, y con ello lo que hicieron los inversionistas fue darle su confianza y su dinero a un proyecto de una terminal aérea en la zona de Texcoco para 72 millones de pasajeros.
Y eso no era para discutir: “Oye y si agarras el dinero, lo puedes usar para Santa Lucía o para Toluca, no, no, no”, esgrime dando golpecitos con su dedo en la mesa.
Una vez más reitera que están claras las alternativas y nos va a costar más si se cancela Texcoco, además de que nos vamos a quedar con las manos vacías.
Ya no estábamos en la etapa de discutir su diseño, ya hay 30% de avance y 50% o 60% en la parte de los contratos, y está financiado y asegurado hasta 2020, señala.
Entonces, para Gurría la pregunta es: ¿Y por qué no? Si además cuesta menos terminarlo que cancelarlo. Por todas esas razones, es muy importante que culminemos el proyecto, afirma.
El Universal
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