Rescatistas japoneses decepcionados por corrupción en México

Decepcionados y confundidos se van rescatistas japoneses de México por la cantidad de corrupción, malos tratos y pésima ayuda que brinda el gobierno mexicano, asegurando que la ambición y la corrupción política son desmedidas y lo único que hicieron fue entorpecer su trabajo. Además, mencionan que fueron amenazados por algunos elementos de la marina y policías, ya que no los dejan acercarse a zonas más dañadas.

Se van decepcionados y confundidos, los rescatistas japoneses que vinieron a auxiliar a México, mencionan que el gobierno federal les prohibió ayudar en muchas cuestiones y que la cooperación y la voluntad de las autoridades era totalmente nula, mencionan que le bloquearon mucho conforme a la voluntad de ayuda humanitaria, pero no pasó ahí, también recibieron amenazas por parte de algunas autoridades, para que no entraran a zonas de mayor impacto por el sismo.

Según el líder de los rescatistas japoneses, menciona que no sólo ellos recibieron agresión por parte del gobierno federal mexicano, también rescatistas hondureños y de otras naciones, les restringían mucho la ayuda y acercarse a las zonas de impacto y mayor afectadas, según los rescatistas el ejército y la marina no se encuentran preparados para este caso de situaciones y han puesto en riesgo miles de vidas que se pudieron rescatar.

El gobierno mexicano habría pedido discreción a la embajada japonesa y respectivas naciones que mandaron ayuda y que no hablaran con otros medios de comunicación que no fueran Televisa, Grupo Imagen Televisión o Televisión Azteca, asegurando que se dedicaran sólo ayudar o amenazarlos con regresarlos a sus naciones, siguiendo solo ordenes de la marina y la SEDENA.

Algunos rescatistas mencionan que han ayudado más el sector civil que las autoridades del gobierno mexicano, asegurando que han sido más las amenazas que recibieron y los malos tratos, por eso partieron mejor retirada, pidiendo una disculpa al pueblo mexicano por la decisión tomada, pero no se encuentran en disposición de ser partícipes ante un burla social que denominan como cuento barato por ambición.

Con información de La Jornada.