miércoles, 28 de junio de 2017

Y háganle como quieran *

Rubén Cortés

Es el estilo de las dictaduras bolivarianas y del obradorismo en México; aunque la marca registrada es del socialismo real cubano: el mundo se tiene que adaptar a ellos, las cosas no son como deben ser, ni como establecen el modelo de orden de libertades o el derecho internacional.

Maduro puede asesinar a 74 opositores en los últimos 80 días (según datos de su propia Fiscalía), negarse a realizar elecciones libres y mantener presos de conciencia, uno de ellos, Leopoldo López, por tuitear en su contra y condenado a 14 años con 163 testigos en contra y ninguno a favor.

También se niega a respetar a la Asamblea Nacional, a elaborar un calendario electoral, a liberar a los presos políticos. Y al contrario, impone una Asamblea Constituyente para implantar un sistema de partido único en Venezuela, similar al de Cuba.

Pero si, como ayer en Cancún, la comunidad continental se lo reclama, a través de la OEA, entonces su canciller se marcha sin siquiera esperar a conocer el comunicado final de la reunión, y con la advertencia de “no volveré a esta Asamblea mientras seamos un país libre y soberano”. Y háganle como quieran.

Trump mantiene con Cuba todas las bondades que, a cambio de nada, le dio Obama hace dos años, y apenas prohíbe el comercio con una empresa militar que controla la economía cubana mediante bancos, filiales y subsidiarias, y que hace que los dólares americanos beneficien sólo al partido comunista.

Los dólares americanos no fomentaron una sociedad civil ni prósperos empresarios particulares, ni youtubers, ni influencers. Castro se fortaleció y la gente de a pie es más pobre, los disidentes más reprimidos, chantajeados y golpeados, y son expulsados jóvenes universitarios por motivos ideológicos.

Cuba se molestó porque Trump no financie a la empresa militar que controla su economía y le advirtió que no “negociará” bajo presión. Pero no dijo nada de hacer un reparto de la riqueza que le permiten los dólares americanos ni de permitir libertades de empresa, expresión o reunión a los cubanos.

Y háganle como quieran.

En México, desde hace un cuarto de siglo, AMLO no acepta resultados electorales que le desfavorezcan. Hace 15 días, también acusó fraude en la elección del Estado de México. El INE le pidió pruebas, porque “un fraude es un crimen electoral, por lo mismo hay que tomarlo con mucha seriedad”.

Las “pruebas” son unos retazos de documentos, gráficas y videos alterados. En 2012, presentó pruebas de “compra de votos” en su contra: en Guerrero, dos guajolotes; en Campeche, dos patos; en Zacatecas, una gallina; en Veracruz, un cerdo y un chivo. Nunca pudo probar nada. Pero “hubo fraude”. Y háganle como quieran.

Es el estilo del chavismo y del obradorismo.

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