viernes, 24 de noviembre de 2017

Meade u Osorio, contra reloj.


Momento de definiciones en el Partido Revolucionario Institucional. Los plazos están encima, pues el Comité Ejecutivo Nacional del partido estableció como fecha límite para emitir la convocatoria para elegir al candidato presidencial el próximo 4 de diciembre y, tan sólo diez días después, el 14 del mismo mes, la candidatura quedaría definida. Sin embargo, a estos plazos, debe agregarse el del nombramiento de quien sustituirá a Agustín Carstens al frente del Banco de México, pues el último día de noviembre dejará el cargo para irse a dirigir el Banco de Pagos Internacionales, en Basilea, Suiza.

Esta cuestión es de la mayor relevancia, pues –además de la estabilidad macoeconómica de nuestro país– uno de los principales candidatos a ocupar el cargo que quedará vacante como gobernador del Banco de México, es José Antonio Meade, quien a su vez es una de las cartas más fuertes para alzarse con la candidatura del PRI por la presidencia de México. Fue en este contexto y con esta premura de plazos, que dos de los aspirantes punteros a la candidatura tricolor –José Antonio Meade y Miguel Ángel Osorio Chong– tuvieron sendas presentaciones esta semana, aunque en escenarios y en contextos diametralmente opuestos.

Por un lado, el actual secretario de Gobernación se presentó a comparecer ante el pleno del Senado, justo después de que se dieran a conocer los datos que señalan a octubre pasado como el mes más violento en veinte años, mientras que, de forma acumulada, ya se contabilizan más muertes en lo que va de este sexenio que durante el gobierno de Felipe Calderón, durante en el mismo periodo de tiempo. A Osorio Chong no le quedó de otra más que dar la cara y reconocer las deficiencias de la administración en materia de seguridad.

Por otro lado, en un escenario completamente a modo y sin un ambiente de confrontación, el canciller Luis Videgaray resaltó las virtudes académicas y profesionales del actual secretario de Hacienda en un evento ante el cuerpo diplomático, con lo que dio la impresión de estar haciendo su propia versión del destape de José Antonio Meade como candidato de su partido a la presidencia de la República.

Meade tiene la ventaja de poderse presentar como una cara fresca del PRI ante el electorado, capaz de robarle votos panistas al Frente Democrático, por su pasado como integrante del gabinete de Felipe Calderón y por su amplia trayectoria transexenal. Sin embargo, se le identifica más como un técnico capaz que como un político, lo cual implica el gran reto de ganarse a la base dura del partido, congeniar con la amplia mayoría del electorado que no lo identifica y aguantar el largo y tortuoso ritmo de campaña –y no de una cualquiera, sino de una por la presidencia–, situación a la que no se ha enfrentado antes.

Osorio Chong, por el contrario, cuenta con el amplio apoyo de la base dura del priismo y es la cara más conocida del partido hacia el exterior. De política se las sabe de todas, todas, con un colmillo largo y retorcido, y de hacer campaña también, al haber sido gobernador del estado de Hidalgo. Sin embargo, tiene en su contra ser parte del statu quo priista, y no representar ante el electorado el golpe de timón que el país requiere.

El escenario luce por demás complejo, con muchas aristas que deberán de considerar al interior del partido, antes de tomar una decisión. Con todo, hay quienes insisten –incluido el presidente Peña– en que no será ni uno ni otro, sino todo lo contrario. Hagan sus apuestas, señores. Voy con el colorado…

Eduardo Nateras.

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