viernes, 22 de septiembre de 2017

Sismo exhibe corrupción




Al menos 47 edificios se derrumbaron en la Ciudad de México tras el sismo de 7.1 grados, de los cuales 14 se ubican en la céntrica delegación Benito Juárez y 13 en la delegación Cuauhtémoc. Al sur, seis cayeron en Tlalpan, cinco en Xochimilco y tres en Coyoacán, de acuerdo con el registro de Google Maps.

Entre algunas construcciones que se desplomaron destacan obras con una antigüedad no mayor a 30 años. A partir de 1986, se expidieron leyes y protocolos para que las nuevas edificaciones cumplieran con los mínimos requisitos para que la devastación causada por el terremoto del 19 de septiembre de 1985 no se repitiera.

OTRA VEZ LA CORRUPCIÓN 

Arquitectos consultados aseguraron que –aunque México “aprendió” de aquel siniestro de hace 32 años y los daños pudieron ser mayores– la corrupción en el tedioso proceso de obtener los permisos para construir, la calidad de los materiales seleccionados para ahorrarse costos o los daños no resueltos en sismos previos pudieron haber sido algunas de las causas de los desplomes registrados y que provocaron la muerte de decenas de ciudadanos.

“Los motivos pueden ser muchísimos y cada caso tendrá sus circunstancias especiales. Las fallas pueden venir por ejemplo de errores de cálculo desde el proyecto, materiales de baja calidad, ejecución de obra deficiente, sobrecarga de equipos, mobiliario o de población, que el inmueble se hubiera utilizado con un fin diferente (por ejemplo, un edificio calculado para habitación no debería ser calculado como de oficinas), y afectaciones posteriores y no resueltas en terremotos previos”, aseguró el arquitecto Axel Miramontes.

“Un inmueble –sobre todo mayor a una simple casa habitación– requiere de mucho personal y varios especialistas a cargo. La responsabilidad es de quien diseña, de quien calcula, de quién aprueba los permisos de construcción, de quien ejecuta la obra, de quien le da seguimiento en desastres, y de quien le da mantenimiento.
Desgraciadamente los errores u omisiones en los bienes inmuebles desencadenan casi siempre en desgracias con efecto dominó”, agregó.

ESCUELAS Y HOSPITALES

Dentro de lo que debemos aprender, consideró Miramontes, es que las escuelas y hospitales deben ser garantía de una correcta estructura. Si es que se adapta un edificio antiguo a esa actividad, se debe regular y vigilar que cumpla con las necesidades estructurales para México sin escudarse en que “era viejo”, expresó.

La Ley de Desarrollo Urbano del Distrito Federal y el Reglamento de Construcción, así como las Normas Técnicas Complementarias para Diseño por Sismos exponen los requisitos que los propietarios deben cumplir ante sus delegaciones respectivas para levantar una obra y “obtener una seguridad adecuada tal que, bajo el sismo máximo probable, no habrá fallas estructurales mayores ni pérdidas de vidas”.

No obstante, la lentitud para la obtención de una licencia de construcción promueve utilizar la corrupción ‘como un atajo’, determinó la plataforma Construcción sin Corrupción del Colegio de Arquitectos de la Ciudad de México.
Los requisitos variados como trabas legales, problemas para obtener permisos, cumplimiento de reglamentos, hacen de la industria de la construcción la más propensa a caer en un acto de corrupción, de acuerdo con la consultoría Deloitte.

El Colegio de Arquitectos advirtió que “en la construcción el tiempo es dinero y resulta más conveniente realizar actos de corrupción para agilizar trámites burocráticos. Aunque muchas veces lo que sucede es mayores precios de venta, incertidumbre en la calidad de materiales y no hay certeza de que el inmueble cumpla con las reglas existentes”.

DIARIO DEL ISTMO

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