jueves, 17 de agosto de 2017

“Peña sí tiene números para ganar”: Aurelio Nuño

Raymundo Riva Palacio


El secretario de Educación Pública desliza la ventaja que tiene frente a otros aspirantes a la candidatura presidencial

El secretario de Educación se coloca como el indicado para profundizar las reformas del Presidente. Como una ventaja frente a otros aspirantes está el conocer las reformas estructurales desde las entrañas

Aurelio Nuño se ve impecable. Con un traje cortado perfectamente para su esbelta figura, y un peinado que no permite que se mueva nada. Amable y sonriente, presume el viejo convento dominico de la Santa Encarnación, destruido por un incendio y rehabilitado por José Vasconcelos, quien mudó la Secretaría de Educación a uno de los palacios del Virreinato más hermosos en el país. Este palacete magnífico del siglo XVI, que tiene más de mil 500 metros cuadrados de murales de Diego Rivera, está unido a la vieja Aduana, otra impresionante construcción del siglo XVIII. Es enorme el peso histórico de esa secretaría de luces e ilustres que hoy ocupa Nuño, en el enorme despacho y con el mismo escritorio de madera desde donde alguna vez despachó Jesús Reyes Heroles, quien en el año en que nació Nuño, estaba preparando la Reforma Política que revolucionó al país y abrió el candado para abrir la puerta de una nueva forma de organización política.


El secretario Nuño, que se ve ligero cuando recibe a los reporteros de
 ejecentral, y sonríe y se sonroja ante preguntas que pueden enfrentarlo a sus compañeros de gabinete. No está para un choque con ninguno, varios de los cuales compiten por la candidatura presidencial.
❝Ya sé que es repetitivo, ya sé que no me van a creer ❞, dice Nuño, como si pidiera clemencia para sus palabras, ❝pero yo estoy en lo mío❞.


Foto: Jorge Villalpando

Lo suyo, en sus palabras, es no pensar en la candidatura presidencial. Sin embargo, todos los símbolos y sus palabras lo colocan en el centro de esa disputa. Nuño tiene gravitas, y lo demuestra con las cosas: una estatua de Minerva, la diosa de la sabiduría y la guerra estratégica sobre su escritorio; un libro de Juan Linz, el teórico del autoritarismo, y la gran obra de Robert Dalh, Poliarquía, el término que acuñó para describir a un gobierno de muchos, con la participación de 
una pluralidad de actores en la construcción de una democracia donde el poder está disperso. No le hace mucho caso a las versiones que lo ubican como posible candidato presidencial del PRI. “Yo estoy en lo mío”, insiste.

Sin embargo, le resulta difícil contenerse y habla con el tono y el lenguaje de los que ya están en campaña.

De inicio, tiene un diagnóstico sobre los adversarios rumbo a las elecciones 
de 2018.

Me parece que estamos ante dos riesgos: el riesgo de un retroceso terrible que implica esta visión autoritaria, cerrada al mundo, corporativista y clientelar de López Obrador, pero también el riesgo de la inmovilidad del PAN, que, en el sentido más profundo del conservadurismo, prefieren no tener problemas, no quieren imaginar soluciones y no están dispuestos a asumir los costos que tiene la transformación de un país”, afirma.

Presume, además, la armadura que portaría en caso de que el dedo presidencial lo favorezca: “Yo creo que el PRI tiene una gran fortaleza. En la reciente asamblea hubo diversas expresiones, todas las voces se escucharon y se llegó a un resultado de unidad. Eso es algo que vale mucho en este momento. La unidad del PRI destaca frente a las divisiones internas de otros partidos, y eso es muy importante cuando se va a una competencia democrática. Vamos a llegar a las elecciones en un momento en que el trabajo del presidente Peña Nieto y los beneficios de las reformas van a quedar más claros y se van apreciar más”.


Foto: Jorge VIllalpando


El guiño presidencial

La entrevista con Nuño se realizó en su oficina de la Secretaría de Educación Pública, dos días después de la XXII Asamblea Nacional del PRI, evento en el que los nombres tanto de él y como del secretario de Hacienda, José Antonio Meade, 
surgieron como los prospectos más sólidos para competir por la Presidencia de la República.

Y también tuvo lugar cinco días después de que el presidente Enrique Peña Nieto dijera que la Reforma Educativa dejó de ser una aspiración y “ya es una realidad”, halago que no ha tenido para ninguna de las otras 12 enmiendas estructurales de su gobierno ni para los secretarios encargados de sacarlas adelante. Para efectos prácticos, el Presidente determinó que la encomienda de completar la Reforma Educativa, se había cumplido.

Aquel miércoles 9 de agosto, la Presidencia de la República divulgó en su sitio de internet un álbum de fotografías de la Convivencia Cultural 2017 con los ganadores de la Olimpiada del Conocimiento Infantil, al que acudió el titular de Educación Pública. La imagen que abre la galería es la de Peña Nieto y Nuño caminando por los jardines de Los Pinos, ostensiblemente sonrientes ambos, intercambiando una mirada cómplice que hacía mucho no se veía entre el mandatario y alguno de su gabinete.

Son las cinco de la tarde con 25 minutos cuando Nuño llega a la pequeña biblioteca adyacente a su oficina para saludar a los reporteros. Aparece con un aspecto de recién bañado. Parece ser cierto que desde hace un mes dejó de fumar y metió más esfuerzo en el gimnasio, pues se le ve un poco más esbelto, aunque con muchas más canas que cuando tomó el timón de Educación Pública, demasiadas para alguien que aún no llega a los 
40 años.

En los estantes de esa pequeña biblioteca se aprecian libros como el Leviatán, de Thomas Hobbes; Perfiles de Coraje, de John F. Kennedy, y la obra de Thomas Piketty llamada El capital en el Siglo 21, que presenta el catálogo de la Universidad de Harvard como “un argumento para la cura de las sociedades desiguales”. Junto de ellos, otro más titulado El Jefe de Gabinete, de Fidel Herrera Beltrán, exgobernador de Veracruz, quien escribió una dedicatoria al “maestro Aurelio Nuño”.


“Sí se ve, pero muy de ladito”

Entre el equipo de Aurelio Nuño se comenta que no está claro que pasará después de noviembre ni cómo se reacomodará el gabinete hacia la sucesión presidencial. Mientras tanto, el secretario de Educación intenta no distraerse.

Para darle continuidad a las reformas del presidente Peña Nieto sólo hay dos perfiles: Meade y Nuño…

—Sé que es la respuesta de cajón, pero es una respuesta de cajón auténtica: yo estoy en lo mío. Y creo que la muestra, con toda humildad, de que hemos chambeado es que han salido las cosas. La recuperación de la rectoría del Estado, el nuevo modelo educativo, que es un proyecto que me apasiona, ambas van caminando. Estoy convencido de que todas reformas tienen una lógica y juntas hacen un cambio global, pero de todas la más importante es la Reforma Educativa y que el presidente me haya dado esa confianza es un enorme compromiso.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario