viernes, 9 de noviembre de 2018

Reformas estructurales para reducir pobreza, insiste FMI a México.


El FMI proyecta que la deuda pública continué disminuyendo, a un nivel aproximado de 53 por ciento del PIB. Foto tomada de Twitter @FMInoticias

Israel Rodríguez 

Ciudad de México. 

La evaluación anual del directorio ejecutivo del Fondo Monetario Internacional (FMI) sobre la economía mexicana destacó la necesidad de revigorizar la agenda de reformas estructurales para impulsar el crecimiento y reducir la pobreza y la desigualdad.

Los directores ejecutivos instaron a las autoridades a instrumentar plenamente el Sistema Nacional Anticorrupción.

Además, solicitaron continuar con la reforma energética y la participación privada en los sectores de petróleo y gas para atraer las inversiones necesarias e impulsar la producción y el crecimiento.

Señalaron que una mejor aplicación de las regulaciones del mercado laboral, la introducción de un seguro de desempleo, mejoras en el sistema de pensiones de contribución definida y el fortalecimiento de la red de seguridad social podrían fomentar el empleo formal y ayudar a reducir los niveles de pobreza y desigualdad.

El FMI recalcó que la administración entrante heredará una economía estable y resiliente, en la cual destacan finanzas públicas sanas gracias al proceso de consolidación fiscal llevado a cabo en los pasados dos años, el cual ha ayudado a revertir la tendencia creciente en la razón de deuda pública a PIB y ponerla en una trayectoria descendente.

Adicionalmente, la política monetaria ha mantenido una postura cautelosa. Por su parte, el sistema financiero está bien capitalizado y cuenta con marcos de supervisión y regulación sólidos.

El FMI proyecta que la deuda pública continué disminuyendo, medida según su metodología, a un nivel aproximado de 53 por ciento del PIB desde 54.3 por ciento en 2017.

Los directores del FMI enfatizaron que las políticas y los sólidos marcos de política han ayudado a México a navegar en un entorno externo complejo, y que la perseverancia con las reformas estructurales es fundamental para impulsar el crecimiento y reducir la pobreza y la desigualdad. Se espera que el crecimiento se acelere moderadamente a corto plazo, alcanzando 2.1 por ciento en 2018 y 2.3 por ciento en 2019.

El consumo privado sigue siendo el principal motor de la actividad económica, apoyado por las exportaciones de manufacturas. La inversión privada se fortaleció un poco en trimestres recientes, pero continúa siendo frenada por la incertidumbre, que incluía, hasta hace poco, la relación comercial de México con Estados Unidos.

La inflación general ha disminuido notablemente durante el último año, pero en septiembre se aceleró un poco hasta 5 por ciento, en medio de alzas de la energía. La inflación subyacente ha regresado a la banda de confianza.

Las autoridades se apegan a su camino de consolidación fiscal y refuerzan aún más la política monetaria. Se prevé que se cumpla el objetivo de requisitos de endeudamiento del sector público para 2018 del 2.5 por ciento del PIB.

Se espera que el rendimiento de los ingresos sea mejor que el proyectado y refleje las mejoras en el cumplimiento tributario.

Los directores consideran apropiada la postura de política monetaria actual. A futuro, alentaron al Banco de México a permanecer prudente, atento y guiado por el desarrollo de los datos. La tasa de referenci podría reducirse gradualmente una vez que la inflación esté firmemente en una trayectoria descendente, las expectativas permanezcan bien ancladas y la incertidumbre disminuya. También elogiaron al banco central por mejorar su estrategia de comunicación. Enfatizaron que el tipo de cambio flexible debe seguir siendo el amortiguador clave para la economía mexicana.

La Jornada

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