martes, 25 de septiembre de 2018

Templo Mayor (Columna).




TANTO dentro como fuera de la comunidad universitaria se preguntan dónde se metió la abogada general, Mónica González Contró, pues ahora es cuando más la necesita la UNAM.

EL CUESTIONAMIENTO surge porque la funcionaria ha guardado un muuuy bajo perfil -por no decir que de plano ha desaparecido- en el conflicto que vive la universidad por la violencia de los porros.

ALGUNOS la echaron de menos para atender las quejas de los alumnos del CCH Azcapotzalco; otros cuando se trató de presentar las denuncias correspondientes; y algunos más en la instalación de mesas de diálogo.

MIENTRAS González Contró estaba ausente, el que otra vez tuvo que salir a asumir culpas que ni eran suyas, cual monje franciscano, fue el rector Enrique Graue, quien ya no ve lo duro, sino lo tupido.

OJALÁ que la abogada egresada del ITAM estuviera tan atenta a los asuntos de la UNAM como lo estuvo en la sucesión en la Comisión de Derechos Humanos de la CDMX, que hoy preside su gran amiga Nashieli Ramírez.


PUEDE sonar redundante, pero últimamente el campechano Alejandro Moreno anda... ¡mucho más moreno!

Y NO, no es porque se haya metido a una cama de bronceado, sino porque anda muy atento a los deseos del Presidente electo, como si quisiera quedar bien con Andrés Manuel López Obrador a como dé lugar.

TAN ES ASÍ que allá en su tierra dicen que quiere modificar el plan de manejo y el decreto de área natural protegida en la Laguna de Términos, para darle vía libre a la iniciativa del próximo gobierno de construir una refinería entre Campeche y Tabasco. ¡Vivillo el Alito!


AL ESTILO de lo que fue en sus tiempos el Grupo San Ángel, dicen que una camarilla de políticos, académicos, activistas ¡y hasta influencers! están conformado una especie de think tank para darle seguimiento al próximo gobierno.

SIN EMBARGO, quienes conocen lo que se está cocinando dicen que no se trata de aportar, sino de más bien descalificar todo lo que se pueda... y como se pueda. Según esto quieren hacerle marcaje personal a los equipos de Andrés Manuel López Obrador y Claudia Sheinbaum, para explotar cualquier error o traspié que pudieran tener.

LO QUE no se sabe es quién organiza y, sobre todo, financia a este grupo plural -es un decir- de antilopezobradoristas. Sería bueno saber quién tendrá tal poder de convocatoria, tanto dinero y, sobre todo, tantas ganas de incomodar a AMLO. Ni modo de pensar que la mafia del poder siempre sí existe. ¿O no?

Reforma

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