viernes, 9 de febrero de 2018

¡Ya no ayuden!.



Manuel Jáuregui/REFORMA

El precandidato presidencial priista, José Antonio Meade, ha de estar gritando a sus cuates peñanietistas: "¡Ya no ayuden, compadres!".

Esto evoca la famosa anécdota del candidato a Alcalde conocido por ser un gran bribón -rival de un ingeniero civil, autor de grandes obras y con excelente reputación-, y que era presentado en la plaza del pueblo por su compadre, quien se desvivió en elogios tan desmesurados e inaplicables al candidato, que para cerrar su perorata, dándose cuenta que se había volado la barda lambiscona, afirmó: "¡Y para que mi amigo el ingeniero no diga que soy palero: ¡que chifle a su máuser mi compadre!". A lo cual el candidato amigo le gritó: "¡Ya no me ayudes, compadre!".

Bastante daño le están hacendo a Meade los hechos y procederes de sus cuates Videgaray y Peña, a quienes -una vez más- les han levantado las enaguas para evidenciar sus choninos sucios. ¡Qué bochorno!

La extraordinaria y valiente dama, excelente periodista que es la colega Carmen Aristegui, consiguió -papel en mano- demostrar que la "investigación" de Virgilio Andrade, siendo Secretario de la Función Pública, escogido a modo por su amistad con el grupo peñanietista, fue una operación de "blanqueo" en la que se escondió toda la información que, lejos de exonerar a los adquirientes de sendas CASAS de Juan Armando Hinojosa, el de la hoy famosa Constructora Higa, tanto la "Casa de Malinalco" como la llamada "Casa Blanca", los enreda más en un intento de tráfico de influencias con una licitación a modo truqueada para beneficiar al multicitado Hinojosa, vendedor de ambas casas a dos funcionarios -o a punto de convertirse en ello- que le entregarían el contrato para la construcción del tren bala México-Querétaro. Constituyendo en sí un evidente conflicto de interés descalificante.

Fue truncada la maniobra cuando se evidenció la licitación a modo a favor de una de las filiales de HIGA.

Los documentos descubiertos por doña Carmen revelan que el ex Secretario de Hacienda, hoy Canciller, lideró el grupo de trabajo que laboró con los chinos para "planchar" el proyecto a su favor y de Higa. Documentos éstos que la "investigación" de Andrade NUNCA MENCIONÓ, al contrario, afirmó falsamente que "no había evidencia" que ligara al ex Secretario de Hacienda con la licitación.

El daño colateral de todo este chiquero lo está sufriendo el precandidato Meade al no poder desmarcarse de la "mafia en el poder" que ha abusado de éste escandalosamente, creando en el electorado una percepción de que él es "ave del mismo plumaje" que los exhibidos como embusteros y aprovechados.

(Que por cierto, en lo personal no creemos que Meade lo sea: se mira como un tipo bonachón y bienintencionado).

Lo peor es que todo este huachicoleo de fondos del erario es encubierto por medios impresos y electrónicos que se han vendido -comprados con dinero PÚBLICO- al Gobierno peñista para convertirse en sus PROPAGANDISTAS.

Son los Goebbels modernos cuyo papel ha sido tergiversado, pues en lugar de servir a los GOBERNADOS -como debe ser- sirven a los gobernantes para engañar al pueblo funcionando como zalameros y elogiosos compadres, así como de tapadera. Flaco favor le hacen a la causa de Meade estas revelaciones escandalosas, pues a menos de que sus impulsores estén cegados por una soberbia desmedida, deben saber éstos que sus tropelías eventualmente se conocerían y son tan ofensivas al pueblo que el CASTIGO en las urnas luce inevitable.

Sí, ya sabemos: están logrando fragmentar el voto "anti" poniendo en operación una formidable maquinaria priista lubricada con fondos públicos, y quizá en ello basan su esperanza de robarse un triunfo que hoy luce remoto.

Mas aunque lo lograran, ¿el día después de la elección qué? ¿Con qué AUTORIDAD MORAL gobernarían si la elección es contenciosa, reñida y los resultados objetables?

El engaño sólo perdura mientras llega la verdad. Para que MEADE gane tiene que ofrecer una opción REAL de cambio, y mientras sus patrocinadores políticos no ENMIENDEN su proceder y no se castiguen sus abusos, no podrá Meade tener éxito... ¡ni ganando!

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