jueves, 21 de septiembre de 2017

La aventura presidencial de Mancera

Hannia Novell

Al rendir su Quinto Informe el pasado domingo 17 de septiembre, Miguel Ángel Mancera se despidió de la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México. A finales de este mes o principios del próximo, presentará licencia al cargo para dedicarse de tiempo completo a convencer que es la mejor opción para representar al Frente Ciudadano por México en la contienda presidencial de 2018.

Mancera Espinosa llegó al principal cargo capitalino con un amplio bono democrático. En 2012 ganó con 64% de votos. Ese tipo de votación hace que las expectativas sean muy elevadas e incrementa también la probabilidad de la decepción.

Gobernar la Ciudad de México no es una tarea fácil. Por eso hay que reconocerle su capacidad de tomar decisiones polémicas. Varios ejemplos: elevar de tres a cinco pesos la tarifa del metro en diciembre de 2013 o implementar el Doble Hoy No Circula en los aciagos meses de las contingencias ambientales por ozono el año pasado.

Uno más: no haber autorizado el uso de la fuerza pública contra los contingentes de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) cuando bloquearon las inmediaciones del Aeropuerto Internacional, en agosto de 2013.

Cada una de esas decisiones y otras más, le restaron popularidad. De ahí que el lema de su quinto y último informe haya sido precisamente: Cinco años de hechos, no de cálculos políticos. En un juicio justo a su labor hay que destacar sus logros. El más notable, porque es histórico, la promulgación de la primera Constitución para la capital del país, producto de una reforma política que costó años.

Pero hay más. Por ejemplo, hacer de la capital una sociedad de derechos, libertades y tolerancia donde mayormente se respeta a quien piensa distinto y a quien es diferente. Programas impulsados por su administración, como el de Médico en Tu Casa han sido tan exitosos que han sido exportados a otras entidades del país, e incluso, al extranjero.

Con la Reforma Política, el Distrito Federal se convirtió en la Ciudad de México y Mancera construyó la marca CDMX que ha permitido la proyección de la capital mexicana a nivel mundial por medio de filmaciones de cintas como Spectre de la saga de James Bond o de Godzilla: King of The Monsters, este mismo año.

La inseguridad ha sido uno de los temas que los habitantes de la CDMX más le han reclamado, y con justa razón. El 20 de julio, fuimos testigos de escenas que sólo se ven en estados como Tamaulipas. Durante un operativo para detener al presunto líder del Cártel de Tláhuac, Felipe de Jesús Pérez Luna, El Ojos, dirigido por Fuerzas Especiales de la Secretaría de Marina-Armada de México (Semar) se registraron en territorio capitalino los primeros narcobloqueos.

Cuatro vehículos fueron incendiados sobre distintos puntos de avenida Tláhuac; además, grupos de mototaxistas vinculados a esa organización criminal realizaron bloqueos en diferentes puntos de esa delegación, por lo que fue necesaria la intervención de mil 300 policías capitalinos para restablecer el orden en la zona.

Quizás hubiera sido más cómodo permitir que el crimen organizado se apoderara de más zonas de la ciudad, pero Mancera prefirió actuar con la Federación.

Ya libre de la responsabilidad como jefe de Gobierno, Mancera tendrá que moverse, ahora sí, en función de cálculos políticos. Para ser el abanderado del Frente Ciudadano tendrá antes que imponerse a Margarita Zavala y Ricardo Anaya, sus más visibles competidores. Así como enfrentar a Andrés Manuel López Obrador.

No la tiene fácil, pero hay un proyecto claro: transformar el proyecto de Ciudad en un verdadero proyecto de nación. Los próximos 90 días serán de definitorios y veremos si cuaja la aventura presidencial de Mancera.

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