miércoles, 27 de septiembre de 2017

Bartlett y los otros que no reaccionaron en el sismo del 85




El ahora flamante senador de la honestidad valiente, Manuel Bartlett Díaz, fue uno de los altos funcionarios del gobierno federal que no reaccionaron ante el sismo del 19 de septiembre de 1985, que devastó varias zonas de la capital y dejó miles de muertos y damnificados.

En ese entonces, Manuel Bartlett era secretario de Gobernación, la dependencia que tiene entre sus funciones la prevención y la respuesta inmediata ante casos de desastre.

Pero la Segob, bajo la gestión del hombre duro del sistema que era Bartlett, no tenía programas de prevención de desastres ni mucho menos algún plan de reacción ante emergencias.

En 1985, Bartlett era un disciplinado soldado del presidente de la República en turno y del PRI. Era parte de una clase política que se quedó como estatua de marfil ante la fuerza destructora del sismo del 19 de septiembre y la réplica del día siguiente.

México estaba gobernado por un régimen autoritario de partido único, en donde todos los gobernadores, absolutamente todos, y el regente de la Ciudad, eran militantes del PRI.

Todos los senadores y la inmensa mayoría de los diputados federales eran del PRI, lo mismo que los delegados políticos del entonces Distrito Federal.

El líder de la Cámara de Diputados era el priista Eliseo Mendoza Berrueto y el del Senado era Antonio Rivapalacio López.

El jefe del Departamento del Distrito Federal --que era nombrado por el presidente-- era Ramón Aguirre Velázquez, mientras que el delegado en Cuauhtémoc, la demarcación más afectada por el sismo, era el ahora diputado federal Enrique Jackson Ramírez.

El secretario de la Defensa era Juan Arévalo Gardoqui y el de Marina eraMiguel Angel Gómez Ortega, mientras que el titular de la ahora desaparecida Secretaría de Desarrollo Urbano y Ecología era Guillermo Carrillo Arena.

Todos ellos fallaron. El presidente, Miguel de la Madrid Hurtado, sobrevoló laCiudad de México hasta las 4 de la tarde del 19 de septiembre, cuando el sismo se registró a las 7:19 horas.

Y transmitió un mensaje a la nación para referirse al desastre hasta tres días después.

El secretario de Gobernación, Manuel Bartlett, jamás salió a la calle a recorrer las zonas siniestradas ni coordinó algún plan de auxilio, simplemente porque no había tal plan.

Fue la ciudadanía la que, de manera espontánea, tomó las calles y se hizo cargo de las primeras acciones de auxilio, retirando literalmente piedra por piedra los escombros.

Para cuando las autoridades reaccionaron, y mal, ya habían pasado tres o cuatro días, que es el lapso clave para salvar vidas.

En ese entonces, además del PRI, existían el PAN --único partido de oposición con cierta fuerza--, el PSUM (partido de izquierda muy débil y el PARM, PST Y PPS, satélites del PRI.

Los partidos también quedaron rebasados por el desastre y por la acción solidaria espontánea y desorganizada de la sociedad civil.

La gran mayoría de los funcionarios del gobierno involucrados en la tragedia y de los integrantes de la clase política de entonces ya falleció.

Viven aún Bartlett, ahora coordinador de la bancada de PT-Morena en el Senado, y Enrique Jackson, ahora diputado federal del PRI.

Por cierto, en 1985, el ahora dirigente nacional de Morena, el gurú de la honestidad valiente, Andrés Manuel López Obrador, era militante del PRI. Y no hay registro alguno que indique que se haya sumado a las labores de rescate en la Ciudad de México o en otras regiones siniestradas.

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