El dirigente nacional del Partido Morena y eterno aspirante a la Presidencia de la República, tomó partido por los directivos del periódico La Jornada y no por los trabajadores que estallaron la huelga en defensa de sus derechos laborales.
En un tuit, López Obrador dijo: “Lamento el conflicto de La Jornada. Es un diario indispensable para el movimiento social y democrático de México. Mi apoyo a Carmen Lira”.
Con esta actitud, el dueño de Morena parece agradecer a la directora general de La Jornada el hecho de que durante más de 15 años este periódico se haya convertido en el principal apologista de sus fantasías mesiánicas.
Lo malo es que al manifestar su respaldo a los directivos, López Obrador da a entender que los trabajadores de La Jornada están en un error al ejercer su derecho de huelga por violaciones al contrato colectivo de trabajo.
¿En dónde está la congruencia de López Obrador? ¿No que primero los de abajo? En este caso, el político tabasqueño está tomando partido no por los de abajo, sino por los directivos, es decir, por los empresarios que manejan la sociedad Demos SA de CV, los cuales se han tenido un comportamiento muy cercano al neoliberalismo que durante años AMLO ha dicho combatir.
En la lógica de López Obrador y de algunos periodistas que han manifestado su respaldo a los directivos de La Jornada, los trabajadores son los malos del cuento, porque están a punto de propiciar el cierre de un medio, cuando lo único que hicieron fue defender sus derechos laborales.
En esta lógica, propia de las dictaduras de izquierda, los trabajadores deben ser disciplinados y no parar de laborar aunque la empresa los castigue con la cancelación de prestaciones en lugar de recortar los ingresos de la privilegiada cúpula que ocupa cargos directivos en la parte editorial y administrativa.
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