miércoles, 9 de enero de 2019

Abandonar la educación, es abandonar al país

Cuauhtémoc Blas

Gobernar seis años un país con tantos problemas, rezagos, pobreza, delincuencia, atraso educativo, corrupción, impunidad, huachicoleo, entre tantos más, no alcanza para siquiera acometer la solución de cada uno. Haría falta que se eligieran sucesivos gobiernos decentes, con real voluntad de servir y sacar de la postración a México.

Para cualquiera con dos dedos de frente es claro que nunca se tiene todo el poder, ni siquiera aquellos monarcas que fueron coronados por el Papa tuvieron todo el poder, aunque se decían representantes de dios en la tierra. Alguno hasta fue mordido por el filo de la guillotina famosa.

Nada más normal que el actual gobierno no pueda resolver asuntos urgentes, bajar el precio de la gasolina o regresar el ejército a sus cuarteles. Aunque en algunas regiones la gasolina ha bajado un poco, cuesta poco más de 18 pesos la magna en el istmo aunque poco más de 19 en Valles. Nada comparado con los 13 pesos del norte del país. Parte del Ejército regresó a sus cuarteles, el aristocrático Estado Mayor. De lo ofrecido en campaña ahí está un poco.

No obstante se critique esa especie de ensayo-error del gobierno federal, que anuncia decisiones y luego da marcha atrás, como el caso del subsidio a las universidades, es claro que hay una estrategia para el ejercicio del poder para ir reinstalando el Estado de derecho.

Bien por rectificar y evitar abrir un frente con la rancia academia, sostenida por cierta élite intelectual. Con estos ni siquiera el general Lázaro Cárdenas pudo cuando quiso que la UNAM fuera más propicia para las clases populares y las necesidades del país en materia de tecnología, luego de la expropiación petrolera. Después de las inteligentes disputas entre Lombardo Toledano y el entonces rector universitario Manuel Gómez Morín, quedó claro que aquel gobierno nacionalista tenía que abrir otro camino, que fue la fundación del Instituto Politécnico Nacional. Éste sin autonomía, y quizá por ello sin los privilegios y abusos donde la corrupción se ha institucionalizado como en las autónomas.

Si la UNAM se halla entre las grandes universidad con una ranking respetable, ¿cuánto más haría si su burocracia dorada no la saqueara “legalmente”? Los sueldos vitalicios de los directores de facultades, institutos, escuelas es una sangría. Alguien que fue director de una facultad, digamos de Filosofía y letras, al concluir se va con su sueldo vitalicio de director, si después es director del Instituto de Investigaciones Filológicas también se lleva ese sueldo vitalicio, y si después es director de la Hemeroteca se lleva ese otro suelo. Tres sueldos, además de lo que recibe como profesor-investigador emérito. No hubo reducción de presupuesto, pero el mensaje enviado por el gobierno ya está en el ánimo de la sociedad es: o se auto regulan o tarde o temprano los regulan.

Otro frente, que muy difícilmente querrá abrir López Obrador, es el de la educación básica, contra el magisterio, sobre todo el del sur. Queda ver cómo habrá de capotear a ese toro de lidia, voraz en sus exigencias, indómito, ingobernable.

En 38 años se ha visto que a la S 22 no le interesa la educación de los oaxaqueños, en el 2006 pararon seis meses y al culminar su aventura de nuevo mostraron que nada les importa, al dar por bueno el año escolar. Tiene la S22 a Oaxaca en los últimos lugares de calidad académica del mundo, pero no serán enfrentados. Abrir este frente requiere más que valentía.

Con todo, es menos difícil acabar con la mafia del huachicol, detener el capitalismo de compadres que entregaba los grandes presupuestos a empresarios cómplices, hacer buen uso del erario en obras productivas. Acabar con la enorme corrupción como el de la Estafa Maestra, ese tipo de grandes decisiones desde la cúspide del poder. Plausibles, sin duda.

Sin embargo, si no hay buena educación no hay desarrollo científico y tecnológico, menos sin bases sólidas desde la educación inicial, básica y superior. Como dijo el rector de la UABJO, Eduardo Bautista, “Abandonar la enseñanza, es abandonar al país”.

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