jueves, 13 de septiembre de 2018

Templo Mayor (Columna)



CUANDO todo indicaba que Rosario Robles se había salvado de dar la cara por el desfalco en Sedesoly Sedatu, el morenista Mario Delgado la pescó al vuelo y la quiere sentar en el banquillo de San Lázaro.

EL PASTOR del rebaño sagrado -así le dicen a la bancada de Morena- consideró que si bien es cierto que no hay una investigación en su contra, está más que acreditada la relación de la funcionaria con el desvío de 700 millones de pesos mediante un esquema de empresas fantasma y retiros en efectivo.

COMO PARTE de la glosa del último informe presidencial, sólo estaban contemplados para comparecer los secretarios de Gobernación, Función Pública, Comunicaciones, Educación, Hacienda, Energía, Economía y Relaciones Exteriores. Pero ahora Delgado ya incluyó en la lista a la titular de Sedatu y no se ve que la chiquibancada priista tenga forma de salvarla.

A MENOS, claaaro, que sea cierto lo que dicen los sospechosistas de que hay un pacto de impunidad entre Enrique Peña Nieto y Andrés Manuel López Obrador, con lo cual Rosario Robles podría dormir tranquila.



¡AFICIONADOS que viven la intensidad del futbol y la política! En la cancha de Morelosse prepara un cambio: sale Rabindranath Salazar y entra Hugo Éric Flores como superdelegado del próximo gobierno federal.

EL MOVIMIENTO táctico busca mejorar la marca personal a Cuauhtémoc Blanco, que trae mareados a los morenistas con sus desbordes. A cambio de dejarle el cargo al dirigente del extinto PES, Salazar obtendrá un buen hueso federal.

LA INSTRUCCIÓN del técnico tabasqueño a Flores, el evangelista del balón, es que no permita que el nuevo gobernador morelense les vuelva a aplicar la Cuauhtemiña y los deje sin una rebanada del pastel morelense.



NO ES por echarle la sal a Marko Cortés, pero a los michoacanos no les ha ido nada bien cuando se trata de dirigir al PAN.

POR EJEMPLO, José González, nativo de Cotija, fue presidente panista en 1960... y terminó fuera del partido. Igualmente, Felipe Calderón fue dirigente nacional del panismo y hoy está completamente distanciado de la dirigencia del partido. Otro de sus paisanos, César Nava, pasó sin pena ni gloria por la dirigencia panista para después esfumarse de la escena política.

Y YA no hablemos de Germán Martínez, presidente panista en 2009, quien terminó quitándose la playera azul y blanco del PAN, para ponerse la guinda de Morena.

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