En el marco del Movimiento Estudiantil del 68, el director general, Mario Rodríguez, recuerda defensa de estudiantes, maestros y trabajadores; sus armas eran la conciencia crítica, sus valores…
Ceremonia luctuosa por los 50 años del desalojo violento por fuerzas federales de las instalaciones de la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas. Foto: Especial |
ERNESTO MÉNDEZ
CIUDAD DE MÉXICO
El Instituto Politécnico Nacional (IPN) realizó una ceremonia luctuosa por el 50 aniversario del desalojo violento por fuerzas federales de las instalaciones de la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas, en el marco del Movimiento Estudiantil del 68.
Después de develar una placa alusiva, colocar una ofrenda floral y guardar un minuto de silencio, Mario Alberto Rodríguez Casas, director general del IPN recordó la defensa que hicieron estudiantes, maestros y trabajadores de las instalaciones, el 23 de septiembre de 1968, y que encontraron apoyo amplio e incondicional en médicos y enfermeras del Hospital Rubén Leñero, en los habitantes de las colonias aledañas al Casco de Santo Tomás y en quienes vivían en vagones de ferrocarril junto al Deportivo Plan Sexenal.
Con este homenaje luctuoso, resaltamos no el papel protagónico, sino fundamental de nuestra institución en una de las manifestaciones estudiantiles que marcó un antes y un después en la historia moderna de México, dado que se convirtió en un movimiento de toda la sociedad mexicana”, destacó.
Rodríguez Casas relató que ese día, los politécnicos resistieron estoicamente, durante largas horas, el embate de la fuerza pública con los únicos implementos que tenían, palos, piedras y armas caseras hechas con reactivos de los laboratorios aplicando sus conocimientos básicos de química, “pero, sobre todo, las armas eran sus valores inquebrantables, su conciencia crítica, el amor a su país y el amor a su alma máter: el Instituto Politécnico Nacional”.
“El valor de su legado es incalculable. Su sacrificio y su lucha demostraron que existen formas de hacer política y de gobernar sin violencia, con justicia, diálogo, respeto y tolerancia entre el gobierno y la sociedad”, manifestó.
El director general del IPN subrayó que la mejor manera de honrar a quienes en 1968 dieron su vida por la institución, es ratificando el compromiso con las causas más nobles que le han sido conferidas a la educación tecnológica pública.
“No basta un minuto de silencio: les debemos toda una vida de trabajo y lucha y su compromiso con las mejores causas de nuestra nación, porque con su sacrificio mostraron también el orgullo de ser politécnicos”, indicó
Agregó que “por todos quienes han luchado por hacer del Instituto Politécnico Nacional la institución más grande y gloriosa del Estado Mexicano, refrendamos nuestro compromiso de poner día tras día y siempre: La Técnica al Servicio de la Patria”.
Excelsior - *jci
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