miércoles, 6 de septiembre de 2017

¿Se acabó la buena racha del PRI?

PASCAL BELTRÁN DEL RÍO

“Eso no lo tengo yo ahorita en la agenda”, dijo ayer Emilio Gamboa, líder de los senadores del PRI, a los reporteros de la fuente.

Era mediodía.

A Gamboa le habían preguntado cómo procesaría su bancada, la más grande de la Cámara alta, el espinoso tema de la nueva Fiscalía General de la República, que hasta anoche mantenía trabada la designación de la Mesa Directiva en San Lázaro.
Mientras Gamboa declaraba eso, en la colegisladora los diputados del PRI hacían un intento de reunir los votos necesarios para poner a Jorge Carlos Ramírez Marín en la presidencia de la Cámara.

Hubo incluso un coqueteo con ¡Morena!, que se reveló cuando la coordinadora de la bancada de ese partido, Rocío Nahle, declaró que no se dejaría presionar por el PAN, partido que había retirado su apoyo al PRI para conformar la Mesa Directiva en San Lázaro, luego de que los priistas en el Senado negociaron con un grupo de senadores panistas rebeldes que Ernesto Cordero presidiera esa cámara.

Pero la alianza PRI-Morena no se pudo consumar –Primor, ya la habían bautizado jocosamente algunos periodistas– y el tricolor y sus aliados se quedaron cortos por medio centenar de votos.

El estratega priista César Camacho no había logrado, en la Cámara de Diputados, lo que Gamboa cinco días antes en el Senado.

Por la noche, en conferencia de prensa en la sede del PRI, el primero hizo una petición al segundo que dejó la impresión de que los priistas habían decidido capitular ante el ultimátum lanzado por el jefe nacional panista Ricardo Anaya.

Éste se había montado en su macho: o el PRI accedía a procesar la iniciativa presidencial que eliminaba el pase automático del titular de la PGR a la nueva Fiscalía o el PAN utilizaría sus votos en San Lázaro para impedir la instalación de la Mesa Directiva y, con ello, el funcionamiento de la Cámara.

Anaya había advertido que el PAN de ninguna manera aceptaría que el procurador Raúl Cervantes se convirtiera de manera automática en fiscal.

A la medianoche de ayer terminaba el plazo para renovar la Mesa en San Lázaro y no había antecedentes ni camino legal sobre qué hacer en caso de que continuara el impasse.

Horas antes, los diputados se sacaron de la chistera un viejo recurso: detener el reloj legislativo y decretar un receso de dos días en la sesión que se llevaba a cabo.

A las nueve de la noche, hablaban ante los medios el presidente nacional del PRI y los dos coordinadores legislativos del partido. Entre descalificaciones para el “chantaje” del “anayismo”, el diputado Camacho soltó una frase que cambió el curso de los acontecimientos.

“Como estamos llamados a hacer política –dijo el también exgobernador mexiquense–, como está suspendida la sesión de la Cámara de Diputados para contar con la mayoría calificada, queremos de manera respetuosa (…) instar a la Cámara de Senadores para que se estudie y se discuta la iniciativa del presidente Enrique Peña, la presentada a fines del año pasado, en la que de manera categórica el Presidente pide evitar el pase automático”.

De esta manera –y, por supuesto, a reserva de que la solicitud se materialice en el Senado–, el PRI capituló ante la demanda del PAN.

Curiosamente, Acción Nacional había considerado insuficiente la iniciativa del presidente Peña Nieto hace apenas cinco meses, cuando la había frenado en comisiones del Senado –por donde dicha iniciativa había ingresado–, pues se proponía entonces hacer una reforma de mayor calado en la creación de la fiscalía para incrementar su autonomía.

Pero la semana pasada, consumada la “traición” de sus compañeros en el Senado, la dirigencia panista tomó por estandarte la eliminación del pase automático, contemplado en un artículo transitorio por el que, por cierto, la enorme mayoría de los legisladores del PAN votó a favor cuando fue aprobado el dictamen respectivo.

Y aunque no quedan muy claras las razones del PRI para ceder ante Anaya –¿habrá llegado la orden desde China para no afectar la economía nacional y la aprobación del presupuesto?–, parece que la buena racha del tricolor ha llegado a su fin.

Hace tres semanas, los priistas salieron de su Asamblea Nacional revigorizados, listos para echar a andar la maquinaria para la designación de su candidato presidencial.

Anoche el partido tuvo que admitir que Anaya lo había metido en un callejón sin salida.

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