Nadia Altamirano Diaz
Habitantes de la agencia Vicente Guerrero y otras 33 colonias están dispuestos a no permitir el regreso de los integrantes del Frente 14 de Junio que encabeza el aún prófugo Francisco Martínez "Panchomugres".
MARIO JIMENEZ LEYVA
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Los habitantes de predios aledaños al basurero en la Villa de Zaachila consideran que la inacción de las autoridades es la razón por la que el Frente Popular 14 de Junio tomó el control e incurrió en diversas actividades ilícitas, que incluían robos callejeros o en casas, agresiones sexuales, secuestros por lapsos cortos o hasta fijar el precio de un kilogramo de tortilla y el suministro en pipas de agua.
En la Colonia Renacimiento, la más cercana al basurero, la calma ha regresado paulatinamente. Encontrar un solo policía, municipal o estatal en esa zona oriente de la Villa de Zaachila, es imposible, pero vecinos de colonias aledañas al tiradero municipal llegaron a contabilizar hasta 20 patrullas el miércoles pasado por la visita del gobernador Alejandro Murat, patrullas que fueron disminuyendo con los días hasta que hace cinco días no había una sola vigilando.
Ahora esa ausencia la subsanan con la vigilancia ciudadana: ojos alertas a caras ajenas o de quienes pueden identificar como los delincuentes que asaltaban de día o de noche. En la entrada principal que comunica al basurero, cerca de la carretera 175, aún hay costales con tierra que se utilizaron como barricadas para impedir el paso.
Metros más adelante, las piedras de gran tamaño que tenían el mismo fin, no se han retirado del todo. Esa es la única calle con pavimento, el resto es de tierra que se vuelve lodosa con la lluvia. Las casas las hay de material, de lámina o simplemente con lo que se pueda. No hay un solo mototaxi y el único servicio de transporte público lo brindan taxis colectivos.
Poco a poco la calma está volviendo a la agencia Vicente Guerrero y 33 colonias que antes eran víctimas de las acciones delincuenciales de los integrantes del FP14 de Junio. FOTO: Mario Jiménez
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En el dispensario médico de las oficinas de la Colonia Renacimiento, hay movimiento. Hace 20 días esa tranquilidad no era posible. Estar en la cancha de al lado, en la calle o intentar cruzar el relleno sanitario, implicaba ser asaltado o ser carnada para un secuestro o una agresión sexual.
“El gobierno nunca nos hizo caso. Se pusieron denuncias tras denuncias y nunca llegaron a agarrar a los delincuentes. Hay muchísimas, unas 200 o 300 de personas que se armaron de valor, pero hay miles de personas que fueron asaltadas”, relata el presidente de la Colonia Renacimiento, Valentino Sarmiento.
LA RAÍZ DEL MIEDO
En la pendiente más alta de un montículo de tierra que esconde toneladas de basura acumuladas casi por 30 años, Jerónimo López López, quien casi empezó su actividad con el funcionamiento del basurero, recuerda que hace seis años, en una parte de las 17 hectáreas que posee ahí el Ayuntamiento de Oaxaca de Juárez llegaron unos paracaidistas. De nada sirvió el señalamiento a las autoridades. Poco a poco la delincuencia trastocó su rutina y llevó a los vecinos al hartazgo.
Lo insostenible de la situación les llevó el domingo 2 de julio a tomar la decisión, en asamblea, de bloquear el basurero municipal al lunes siguiente, pero integrantes del Frente Popular 14 de junio ya lo sabían y poco después de las 6:00 de la mañana los agredieron a balazos; en su huida quemaron sus propias casas, relata el presidente de la colonia Renacimiento.
"Te atracaban y te quitaban todo. Aquí los mototaxis se tuvieron que ir. Entraron en 2010 y llegaron a haber una infinidad, incluso había mototaxis robados que traían de otros lugares. Era una organización de delincuentes que querían el control de todo de esto”, asegura a manera de síntesis del hartazgo que superó el miedo. Mantener bloqueado el tiradero municipal por diez días, montar un cerco de seguridad vecinal que incluyó interrumpir el tránsito en la carretera federal 175, fue la única medida que encontraron para que el gobierno volteara a mirarles.
A fuerza de exigencias las 33 colonias y la agencia Vicente Guerrero que conforman el cinturón de viviendas cercanas al basurero de la Villa de Zaachila se apropian nuevamente de su tranquilidad. La emergencia del problema ha pasado, dejaron de tener los reflectores y han vuelto a la normalidad, ser invisibles para las autoridades que no han procurado servicios básicos como el drenaje o el agua, lo único que tienen es luz eléctrica porque el alumbrado público es otro de tantos derechos que se les ha negado.
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