lunes, 8 de octubre de 2018

El principal reto es sanar al Issste para brindar servicios de calidad.

El economista admite que la deuda de 11 mil millones de pesos será una carga y se tendrá que hacer más con el mismo presupuesto; en esa lucha de todos los días los trabajadores serán aliados y protagonistas

 Luis Antonio Ramírez subrayó que es una contradicción que existan reservas en el instituto por 90 mil millones de pesos y a la vez falta de inversión en clínicas y hospitales. Foto Cristina Rodríguez


Ángeles Cruz Martínez

Mejorar la eficiencia de los procesos médicos y administrativos –algo que no se ha querido hacer–, donde todos los trabajadores de base participen e incluso asuman un rol protagónico. Así es como Luis Antonio Ramírez Pineda, próximo titular del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (Issste), vislumbra las soluciones a la falta de calidad en el organismo.

Tendremos que hacer más con el mismo dinero, advirtió el economista y maestro en política social y planeación. Militante del Partido Revolucionario Institucional, ha sido diputado federal y local por Oaxaca.

En entrevista, aseguró que más allá de la filiación política, la invitación que le hizo el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, a formar parte de la cuarta transformación, nos coloca en el objetivo común de sacar al país de la pobreza y encontrar mejores rutas de crecimiento. En eso todos coincidimos.

Entre otros cargos, Ramírez Pineda también fue director de finanzas del instituto en el primer trienio del gobierno de Enrique Peña Nieto, cuando Sebastián Lerdo de Tejada estuvo al frente del Issste.

Con esa experiencia, el hijo del ex gobernador de Oaxaca Heladio Ramírez López afirmó que durante años se ha utilizado el presupuesto del Issste para cuidar el equilibrio en las finanzas públicas.

Los recortes aplicados por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público impiden cumplir con la planeación anual y de ahí las deudas que tiene con proveedores de medicamentos, constructoras y otros. Estimó que le dejarán un pasivo de más de 11 mil millones de pesos.

Enseguida, la conversación del futuro director del Issste con La Jornada.

–¿Cómo fue el acercamiento con Andrés Manuel López Obrador?

–Sólo recibí una invitación para platicar y me invitó a formar parte de su gobierno. Antes, la única vez que lo saludé fue en un acto de la Confederación Nacional Campesina (CNC). Nada más.

–¿Cuál es el interés de trabajar con un gobierno de una filiación política distinta a la suya?

–En el sector público y en la etapa que viene, más allá de filiaciones políticas, importan las convicciones personales. Esta invitación coincide con mi visión en materia de seguridad social. Estoy agradecido con la oportunidad de ayudar y ser parte de la transformación que requiere el país. Los que estamos en política tenemos un común denominador, que es trabajar por finanzas públicas responsables, la austeridad y la justicia social, de atención a los más pobres y vulnerables. El problema es que ha habido muchos excesos y al final los objetivos no se han cumplido.

–¿Cómo ve al Issste?

–Es una institución grande, 2.8 millones de trabajadores, más de 13 millones de derechohabientes. El reto es brindar servicios de calidad y oportunos.

–Eso es un anhelo de años…

–Así es. Lo lograremos con los trabajadores, porque quienes ofrecemos el servicio somos los mismos que el día de mañana los vamos a solicitar. Todos nos vamos a involucrar en la transformación, en recuperar la identidad del trabajador del Issste. Además, el personal de base tendrá un papel relevante en las actividades, porque saldrá la mitad de los de confianza.

–A diario, los trabajadores se enfrentan a carencias, la antigüedad de las instalaciones...

–Es parte del desafío. Mejorar con lo que tenemos. El presidente electo López Obrador ha planteado que no habrá incremento de impuestos, ni reforma fiscal, pero el Issste requiere mantenimiento, infraestructura nueva, sustitución de hospitales, mejora de clínicas, más médicos y enfermeras. Lo vamos a resolver con eficiencias en el área médica. Seremos más cuidadosos en las compras, se revisarán los contratos de servicios integrales, sus costos, pues con frecuencia son caros y malos en la atención de los derechohabientes.

También se mejorarán los procesos internos para generar ahorros. Vamos a encontrar las eficiencias que no se han querido hacer y establecer prioridades.

–La reforma a la Ley del Issste propuesta por Morena en el Senado plantea usar las reservas para mejorar los servicios…

–No es que plantee usar las reservas. Con una redacción más flexible, se podrán atender las necesidades. Más bien, la pregunta es porqué hay tantas reservas –90 mil millones de pesos de acuerdo con información oficial– y no hay inversión en nuevas clínicas y hospitales que tanto se requieren. De nada sirve tener una caja de ahorro si los derechohabientes carecen del servicio que reclaman.

–Se nos ha dicho que las reservas garantizan la viabilidad financiera de las instituciones…

–Sí y no. La ley también dice que se utilicen en infraestructura médica y ya tenemos déficit. Las cuotas y aportaciones ya no alcanzan para atender el seguro de salud y se suma que la población derechohabiente está envejeciendo y requiere atención para enfermedades cada vez más costosas.

–¿Las pensiones son una carga para las finanzas del Issste?

–Eso se atendió con la reforma de 2007, con recursos federales se sustentan esas pensiones y tenemos garantizado su pago. En el instituto, la situación es viable si encontramos las eficiencias en el área de salud para frenar e incluso reducir el gasto. Vamos a revisar el sistema de distribución de medicamentos, para surtir recetas individuales con unidosis; disminuir los tiempos para las cirugías.

–Sobre las deudas del Issste con los proveedores…

–Es un problema grave. En el proceso de transición ya hemos visto que se van a quedar para 2019, pasivos por más de 11 mil millones de pesos. Aquí también uno se pregunta cómo ocurre esto, mientras se siguen acumulando reservas. Nos preocupa, porque esos pasivos complicarán el arranque del gobierno, sobre todo para atender las necesidades inmediatas con mejor infraestructura, más plazas médicas y mejor atención.

–Esas deudas son añejas y tiene que ver con que durante años el Issste fue la caja chica del gobierno.

–No sé si era la caja chica, pero al instituto se le ha usado para cuidar el equilibrio en las finanzas públicas. Se debe tanto dinero a proveedores porque no me dejan pagar aunque tenga dinero del presupuesto asignado.

–Los recortes…

–Sí. Esa falta de recursos genera problemas en la planeación. Tenemos que ir lidiando con los proveedores, porque no se puede dejar de comprar los insumos. Esperaría que este capítulo se cierre y que se eviten esos pasivos que nos limitan en la planeación e inversión. Esta ha sido prácticamente cero.

–Otro problema añejo es la deuda de las entidades y dependencias públicas con el instituto.

–El asunto es que no ha habido los mecanismos para garantizar el cobro de las aportaciones. La deuda con el Issste es superior a los 4 mil millones de pesos. Vamos a insistir con la Secretaría de Hacienda para que se retengan esos recursos del presupuesto de las entidades. Además la iniciativa de Morena de reforma a la ley, plantea dar dientes al instituto para que fiscalice. En parte este tema se ha generado por algunos funcionarios que retienen las cuotas pero las usan para pagar otras cosas.

–¿La relación con los sindicatos en los órganos de gobierno también es un desafío?

–Ahí nos va a ir bien. Sí son una presión fuerte. Ya lo he vivido, pero tengo la voluntad, como ellos, para que al Issste le vaya mejor.

La Jornada

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