Citlalli Luciana
De las 140 plantas de tratamiento de agua con que actualmente cuenta el estado, solo el 10 por ciento está en funcionamientoARCHIVO |
Miles de millones de pesos destinados a solucionar el problema del agua en el estado de Oaxaca han sido despilfarrados en proyectos inviables de saneamiento y almacenamiento.
Mientras que la demanda de agua potable sigue creciendo, los recursos se han vertido al caño, pues tan sólo en el caso del sistema Paso Ancho -hoy aún en análisis para su posible aplicación- se destinaron 14 millones de pesos únicamente en la realización de estudios de factibilidad que en 2012 dio luz verde a la construcción de una obra, hoy en el abandono.
La Comisión Nacional del Agua (Conagua) Cuenca Pacífico Sur indicó que la Comisión Estatal del Agua (CEA) tiene en su cancha el tema para analizar si es viable continuar su ejecución o la cancelación definitiva. En tanto han pasado ocho años desde que se esbozó, y seis desde que se iniciaran los trabajos de construcción.
La idea era construir un acueducto de cerca de 100 kilómetros. La inversión estimada por la Conagua en 2011 fue de 3 mil 341 millones de pesos. En este presupuesto se estimaban 941 millones para la presa de almacenamiento; mil 594 para el acueducto; 106 millones para ramales de entrega; 500 millones para infraestructura; y 200 millones de pesos para fortalecimiento.
Tradeco SA de CV fue la empresa ganadora de la licitación. Fue en octubre de 2012 cuando arrancaron los trabajos de construcción con la apertura de caminos de acceso a la zona, desde San Vicente Coatlán. Para ese entonces la inversión que se mencionaba ya era de 4 mil millones de pesos y se prometió que la obra quedaría concluida a finales de 2016.
El 28 de noviembre del 2011, la Secretaría de las Infraestructuras y Ordenamiento Territorial entregó 30% del presupuesto preliminar, de 180 millones de pesos, para los trabajos previos. En abril de 2013 comenzaron las complicaciones, cuando la Profepa suspendió la obra debido a daños ambientales y falta de permiso de impacto ambiental. Hasta el momento la obra continúa detenida.
Durante la revisión a los seis informes de gobierno de la administración anterior, la información respecto de Paso Ancho sólo aparece de manera escueta en el segundo y tercer informe, pero no se especifica la cantidad de recursos que fueron destinado al proyecto fallido.
Al inicio de la actual administración, la CEA estimó que la obra requeriría 5 mil 500 millones de pesos, lo que representaría uno de los sistemas de abasto más caro del país.
Si se compara con el costo, por ejemplo, del construido para Querétaro, inaugurado en 2011, es casi el doble de recursos. Aquél consta de una red de 123 kilómetros que va desde los manantiales de El Infiernillo, ubicados en el río Moctezuma, a la zona metropolitana de Querétaro. La obra significó una inversión de más de 2 mil 854 millones de pesos.
Plantas de tratamiento, elefantes blancos
Otros recursos también despilfarrados, son los destinados a la construcción de Plantas de Tratamiento de Aguas Residuales (PTAR), pues de las 140 actualmente establecidas sólo el 10 por ciento está en funcionamiento, de acuerdo con datos de la CEA.
Aunque las plantas fueron establecidas previos estudios de factibilidad, algunas de éstas desde su nacimiento fueron inviables por los gastos que representaba su operación. Aun cuando las PTAR han demostrado su fracaso, la CEA contempla recursos para nuevos proyectos en este sentido con a condición de que sean proyectos sustentables que puedan funcionar con energía eólica o solar.
De acuerdo con el titular de la CEA, Benjamín Hernández, las plantas abandonadas son aquellas que fueron absorbidas por el costo operativo, pero también otras que se construyeron sin colectores que enviaran las aguas a las PTAR. “No me parece un asunto de desvío, más bien creo que fue tema de planeación porque finalmente las plantas están ahí pero nunca operaron”, declaró.
El director general del Instituto de la Naturaleza y la Sociedad (INSO), Juan José Consejo Dueñas, indicó que para atender el problema del agua se requiere una visión integral de cuenca y considerar al agua como un cuerpo dinámico.
Atender el saneamiento del agua -agregó- debe hacerse en un esquema de arriba hacia abajo en término del flujo natural de los ríos y separar las fuentes: agua de lluvia, desechos infectocontagiosos y desechos domiciliarios.
“La solución no son las grandes plantas de tratamiento que pongo al final de un tubo en donde junté todo, esta receta no funciona y no funcionará en México. Necesitamos hacer tratamiento a diferentes escalas”, declaró.
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