Rosalba respira, observa y vive entre polvo, materiales, camiones, obreros y la esperanza de que pronto concluya la reconstrucción a su alrededor, en San Gregorio Atlapulco, Xochimilco.
Ella es una de las decenas de persona afectadas de este poblado y logró volver a su vivienda tras más de cuatro meses de haber sido desalojada ante el riesgo de las casas que colapsaron parcial o totalmente, a metros de la suya, a causa del sismo del 19 de septiembre.
Ahora, cada día, limpia varias veces al día el polvo que se acumula en los abarrotes que vende a los trabajadores, mientras se registran los avances en las casas que son financiadas por el Gobierno capitalino y la Fundación Slim.
"No es fácil vivir así, pero es necesario para que la gente vuelva a sus casas, hasta a mí me ayudaron con las reparaciones de mi casa.
"Dijeron que aguantaba sin tener que demolerse porque no tocó ninguna trabe, aunque ahora falta que en unos meses más terminen aquí", dice Rosalba.
Las imágenes se repiten en la zona más concurrida y céntrica del lugar: obreros construyendo hogares, a unos metros de las toneladas de escombros que son señalados por las lonas del Gobierno de la Ciudad para anunciar la demolición y posterior reconstrucción de los hogares.
"El Gobierno de la Ciudad de México y la asociación civil 19 de Septiembre trabajan en la demolición de esta vivienda afectada por el sismo", se lee en lonas mal colgadas que presentan los estragos del polvo y ambiente.
Otras bardas y paredes agrietadas en el mercado principal obligaron a los comerciantes a salir por los daños en los locales.
Para subsistir, los vendedores de carne, comida, flores, ropa, entre otros artículos, han acaparado las banquetas y parte de un carril de la avenida principal con sus puestos.
"¿Ya vieron las obras?, ¿ustedes saben cuándo van a terminar? Es que ya quiero volver a mi casa", cuestiona una mujer de la tercera edad a funcionarios de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedeso) que a diario platican con los afectados.
"Rosa", como la conocen los trabajadores, agradece que su vivienda fue una de las pocas que soportaron el sismo que hace cinco meses dejó sin hogar a sus vecinos, quienes esperan el momento en que los inmuebles nuevos les sean entregados.
Incluso, en medio de los trabajos, se encuentra un campamento improvisado, donde en ocasiones, los propietarios se sientan y observan la edificación de algunas de las 400 viviendas que, en total, serán reconstruidas en Xochimilco.
Las carencias se hacen presentes a diario, los trabajos de edificación provocan ruidos permanentes, mientras los sustos por nuevos temblores no los dejan ni dormir tranquilos.
Selene Velasco/REFORMA
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