Carlos Ramirez
Ante la incapacidad del presidente Peña Nieto, del PRI y del candidato priista-no priísta-sí neoliberal de fijar los términos estratégicos de la elección, el ex presidente Carlos Salinas de Gortari se metió de lleno en la contienda y con ello precisó el espacio estratégico de la elección presidencial: populismo lopezobradorista-neoliberalismo salinista.
Salinas es uno de los políticos más astutos del momento. Por eso su intención ha sido clara en su artículo publicado el viernes pasado en el periódico El País de España: quitarle a López Obrador el disfraz de cordero institucional y mostrarlo como un populista tipo Echeverría-Hugo Chávez-Nicolás Maduro y obligar a Meade a asumir la defensa del modelo económico globalizador.
Con audacia reconocida, López Obrador se mueve en dos escenarios: el de la hegemonía popular de grupos anti sistema, anti Estado y anti política económica estabilizadora, pero abierto a grupos dominantes que giran en torno al neoliberalismo. Su mensaje de respetar la estabilidad macroeconómica habría convencido a algunos priístas y muchos empresarios, pero con un programa real --sus libros sobre proyecto alternativo-- de reconstrucción de una hegemonía populista anti neoliberalismo.
Y con una pasividad desesperante para el momento clave del sistema/régimen/Estado, el priísta-no-priísta José Antonio Meade Kuribreña ha querido ocultar que lo que está en riesgo es el modelo económico neoliberal 1979-2018 y quiere quitarle a López Obrador la bandera de la lucha a favor de los pobres. Lo malo para el PRI es que el discurso de Meade le ha alejado aliados estratégicos del neoliberalismo. Con timidez, confusiones y hasta temores, Meade ha querido construir un discurso colosista de soslayar el proyecto neoliberal para aparecer un poco populista.
El artículo de Salinas en El País lleva todas las intenciones posibles; entre ellas, el de sembrar en la Europa en crisis de paradigma neoliberal de mercado y el acoso del populismo progresista el dilema electoral mexicano: populismo lopezobradorista o neoliberalismo priísta. La internacionalización de la elección presidencial mexicana podría jalar la atención de la Unión Europea como para apoyar a Meade y al PRI.
La decisión de Salinas de irrumpir en el escenario fue audaz, sin el consenso del PRI y sin explicarle todas las implicaciones al presidente Peña Nieto. Y el texto salió justo en el proceso de polarización de la elección entre López Obrador y el PRI, pero en el escenario de las debilidades de carácter del candidato priísta-no priísta. Y en algunos pasillos del PRI, por la prisa del texto, vieron con preocupación el mensaje salinista de que hay tiempo para cambiar candidato priísta.
El escenario de 1994 no puede desdeñarse. El discurso de Colosio del 6 de marzo cambió el enfoque estratégico de la campaña, dejó ver un acuerdo político con Manuel Camacho Solís para darle prioridad a la reforma política y sacrificar parte del neoliberalismo y prendió los focos de advertencia en el tablero de Los Pinos. El asesinato de Colosio facilitó el relevo de un candidato neo progresista por el neoliberal Ernesto Zedillo.
Lo malo es que la polarización AMLO-PRI en términos de proyecto deja al país sin opciones intermedias porque al final la inexperiencia estratégica Anaya-PAN lo dejaría fuera de este escenario bipolar
En este contexto, el artículo de Salinas en El País acaba de fijar el arranque real de las campañas de López Obrador y el PRI, a la espera de una definición real de Meade sobre esta polarización.
Política para dummies: La política es el arte de la oportunidad… y la perversidad.
Sólo para sus ojos:
Todavía no comienzan las campañas y López Obrador ya está “gobernando”. No debe extrañar, ocurrió igual en el 2006 y en el 2012.
La demagogia a nivel mundial: en Davos hay una reunión sobre el cambio climático, pero a ella llegaron políticos de todo el mundo en aviones privados que quemaron gasolina sin sentido.
Si se hace algún caso a las redes cibernéticas, existe un sentimiento de repudio a la política que pudiera derivar en un alto grado de abstención. La menor tasa de asistencia a las urnas fue en 1988: 52%, y eso que apareció por primera vez Cuauhtémoc Cárdenas.
El trueque de Donald Trump: dreamers a cambio de dinero para el muro, dos propuestas irreconciliables. Pero la oferta indica ya el grado de desesperación de Trump por el muro: o lo hace este año o su fracaso le costará votos en el 2020.
Famosas últimas palabras: “A veces las redes son irritantes”: Enrique Peña Nieto.
@carlosramirezh
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