En año electoral, las delegaciones, órganos desconcentrados y dependencias de la Ciudad de México contarán con 20 mil millones de pesos para destinar a 149 programas sociales que, supuestamente, serán blindados del uso clientelar.
En la primera sesión del año, el Comité de Planeación del Desarrollo del Distrito Federal (Coplade) de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedeso) palomeó la operación de los programas con presupuesto de 20 mil 89 millones 434 mil 812 pesos.
La cifra es menor a los 170 programas aprobados a lo largo de 2017 por el Coplade. Sin embargo, la cifra inicial ese año fue de 159 y se incrementó hacia el mes de agosto. De igual manera, la cantidad para este 2018 podría aumentar.
El Coplade sesiona de forma ordinaria cuatro veces al año, momento en que las dependencias y delegaciones pueden ajustar el presupuesto de sus programas o crear nuevos.
De acuerdo con el titular de Sedeso, José Ramón Amieva, estos programas cuentan con reglas de operación con nuevos rubros como mecanismos de fiscalización, rendición de cuentas, integración y la unificación de padrón de beneficiarios.
Este año, las Delegaciones ejecutarán 86 programas, para lo cual contarán con 60 por ciento del presupuesto antes de julio, de acuerdo con una modificación al Presupuesto de Egresos aprobada el pasado 23 de diciembre.
Los montos destinados a las "acciones institucionales" superaron el presupuesto de los programas sociales (que sí cuentan con reglas de operación) por más de 70 millones de pesos.
Sólo en 2017, las Delegaciones gastaron más de 763 millones en regalos como uniformes, zapatos, piñatas, tinacos, despensas, panes de muerto y otros, bajo esta figura.
El sociólogo Antonio Azuela de la Cueva, del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, reprobó que la desconfianza hacia las autoridades tenga como resultado que los beneficiarios de dichos programas resulten afectados en época electoral.
Asimismo, criticó que el gasto verdaderamente irresponsable de los programas sociales corresponde al gasto publicitario, en el que ve un exceso.
"Hemos desarrollado una cultura de la vigilancia del Gobierno que a veces impide el funcionamiento del Gobierno en periodos electorales, se le tiene tanto miedo a ser acusado de un uso político que mejor no se ejercen recursos.
"Es verdad que hay una tradición de uso electoral de los recursos, pero si nos vamos al otro extremo, cada que hay elecciones vamos a paralizar el gasto público y ese es un riesgo muy grave. Hay un momento en el que esto es pura hipocresía", reprobó.
Víctor Juárez y Dalila Sarabia/REFORMA
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