Pedro Sánchez Rodríguez
En su momento, el PRI, era de los tres partidos con más militantes del mundo junto con los Partidos Comunistas de China y Rusia. Dentro de sus filas se aglutinaban todos los sectores de la sociedad civil organizada, sindicatos y empresarios. La construcción del Estado mexicano durante el S. XX no puede entenderse sin el PRI y su evolución no puede entenderse sin la oposición flagrante del PAN, del PRD y de movimientos rurales, obreros y estudiantiles. La salida del PRI del poder ejecutivo federal en el 2000, es un evento importante dentro de un proceso de democratización en el que se abrió la participación en el Congreso y, los ayuntamientos y los estados comenzaron a pintarse de distintos colores.
La alternancia en la Presidencia primero del PRI al PAN y luego viceversa, han producido a José Antonio Meade Kuribreña. El PRI y su estructura han decidido apoyar a un candidato que no milita en sus filas, que trabajó en los sexenios panistas y en el del Presidente Enrique Peña Nieto y cuyo trabajo es calificado como intachable. A pesar de que todas las encuestas ponían por encima al Secretario de Gobernación, Osorio Chong, la liturgia priista se decidió por Meade y, por lo visto en los últimos días, el Partido está decidido a levantar al virtual candidato frente a todos los medios de comunicación y ante la gente.
Desde ahora, el “Súper Secretario” se encontrará, por seguro, con quien sus jefes derrotaron, en sus respectivas elecciones. Meade es la personificación de lo que Andrés Manuel López Obrador realmente combate (y no hablo de la Economía como ciencia social, el conocimiento de la utilidad de la ingeniería petrolífera, del necesario trabajo en equipo para la generación de consensos o la educación en el extranjero). Hablo, más bien, de la comunión del virtual candidato con la tecnocracia, de su afinidad con el PRI y su relación con el PAN (alias mafia del poder). El candidato de Morena tiene bien practicado su discurso y sus ataques, y tiene un diagnóstico muy definidos sobre el problema por el que atraviesa el partido en el gobierno.
Luego de un sexenio lleno de escándalos, malos manejos mediáticos de crisis y situaciones externas que han puesto en serios predicamentos al gobierno, José Antonio Meade debe de encontrar una respuesta convincente para atraer a aquellos votantes que no están convencidos con la opción de Morena y que están esperando la decisión del Frente Ciudadano para poder pensar mejor su voto. Si la elección del candidato del PAN, PRD y Movimiento Ciudadano termina en una confrontación o siendo una elección entre un solo precandidato puede que la contienda se cierre entre dos candidatos, situación que favorecería el voto estratégico y la traducción de votos del PAN al PRI, con tal de evitar que llegue Andrés Manuel López Obrador. Para poder capitalizar bien esta transferencia de votos, José Antonio Meade debe encontrar la respuesta para que el PRI, aún con el descrédito por el que atraviesa, sea más atractivo que dejar la Presidencia en manos de Morena.
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