El panorama para que el Banxico controle la inflación se ha vuelto más complejo.
Así lo reveló la minuta divulgada ayer de su Junta del 14 de diciembre, cuando decidió subir su tasa de interés objetivo en 25 puntos base, a 7.25 por ciento.
La Junta de Gobierno recordó que, de septiembre a noviembre, la tasa anual de inflación repuntó de 6.35 a 6.63 por ciento. Y, en la primera quincena de diciembre, se aceleró más de lo previsto: a 6.69, su segunda tasa más elevada en 16 años.
El banco anticipó que bajarla a 3 por ciento sería posible hasta finales de 2018.
Esas previsiones, indicó Banxico, enfrentarían riesgos: que pierda el peso, una desfavorable renegociación del TLC, una reacción adversa de los mercados a las acciones de política monetaria o fiscal en EU o a una volatilidad asociada al proceso electoral de 2018.
Añadió que los precios de algunos bienes agropecuarios y de los energéticos, especialmente el gas LP, meterían una presión extra.
Con estos apuntes, al realizar un análisis de la minuta, grupo Index resaltó que todos los miembros de la Junta de Gobierno del Banxico observaron un deterioro considerable del escenario inflacionario.
Destacó que incluso un integrante votó a favor de incrementar la tasa de referencia en 50 puntos base, como una medida más agresiva para controlar el crecimiento de los precios.
En la minuta se establece que todos los miembros de la Junta de Gobierno destacaron que, dada la simultaneidad y magnitud de los choques que han venido afectando a la inflación, y los altos niveles que ésta ha registrado recientemente, el principal reto es mantener ancladas las expectativas de inflación de mediano y largo plazo.
Sergio Lozano/REFORMA
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