lunes, 23 de octubre de 2017

Va a la cárcel 27 años por testimonio dudoso.




A unos 10 metros de distancia y pese a la poca visibilidad, según consta en la declaración de los policías preventivos, la testigo logró observar las lesiones mortales que sufrió la víctima e incluso detalles físicos de los atacantes. Todo "sin temor a equivocarse" porque "se acercó para ver mejor". No recuerda; sin embargo, el día en que ocurrió el delito.

Un escenario de crimen abierto en el que se encontraban decenas de personas pero sólo una testigo que apareció voluntariamente 23 días después. Un testimonio, que resultó sospechoso e "inconsistente" de acuerdo con un peritaje, bastó para condenar a Sergio Sánchez Arellano a más de 27 años de prisión.

El 2 de marzo de 2010, después de las nueve de la noche, cerca del Metro Tacuba, en medio de unos puestos ambulantes, un joven estudiante del Politécnico murió defendiéndose de un asalto.

Casi un mes después, el 29 de marzo, fue detenido Sergio, un vendedor de dulces.

Cerca de las 20:00 horas, ocho o nueve personas que no se identificaron ni presentaron orden de aprehensión lo detuvieron afuera de su casa en Ciudad Nezahualcóyotl, Estado de México.

Recibió golpes y amenazas para que se inculpara del delito. Pero él no accedió. Al día siguiente lo presentaron ante el Ministerio Público.

El parte informativo indica que fue detenido el 30 de marzo -aunque en otro documento se apunta el 31- en las inmediaciones del Metro Tacuba. Después de la detención, el 31 de marzo a las 5:25 horas, el MP emitió acuerdo de detención por caso urgente.

Respecto de la única testigo, del expediente se desprende que: los policías de investigación la localizaron; la invitaron a declarar, ella se presentó voluntariamente 23 días después de los hechos; pormenorizó lo ocurrido y describió con precisión a los homicidas; la invitaron a hacer rondines en la zona; que cuando transitaban por el Metro Tacuba, ella "lo señaló" y éste fue detenido.

Esa misma persona identificó a Sergio, sin la presencia de su abogado, en la cámara de Gesell, como el homicida.

De los dichos de la testigo un peritaje de la defensa sostiene que: "resulta extraordinariamente precisa la descripción de la mecánica de hechos, de las lesiones y de los agresores"; que es "inverosímil" el comportamiento de la testigo "en el sentido de ver los acontecimientos a una distancia de 10 metros y seguir caminando detrás de los asaltantes que van infringiendo lesiones con arma punzocortante a un peatón"; que resulta "inconsistente", pues el comportamiento natural de cualquier persona es alejarse del peligro.

Considero, concluye el perito, "que no se está conduciendo con verdad".

Esa era la única prueba de cargo, afirma la defensa. No obstante, Sergio fue sentenciado en 2011 por homicidio a 27 años y 6 meses de prisión en primera y segunda instancia.

Amnistía Internacional revisó el expediente, encontró "detención arbitraria" y "graves inconsistencias en las etapas de investigación policial, la acusación y la condena".

En el informe "Falsas sospechas, detenciones arbitrarias por la Policía en México", indica que Sergio no tuvo un juicio justo. Años después, un documento que pone en entredicho la veracidad de lo dicho por la testigo llegaría a manos de la defensa.

María Elena Cantú/REFORMA

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