jueves, 12 de octubre de 2017

Urgen en Juchitán a reactivar comercio.


Arcelia Maya/REFORMA


Dueños de restaurantes, zapaterías, mueblerías, tiendas de ropa y farmacias invierten sus pocos recursos para reparar los techos caídos, las bardas colapsadas y las grietas que dejaron los sismos en sus negocios.

Y es que a más de un mes del temblor de magnitud 8.2, afirman, el apoyo gubernamental es nulo.

En el primer cuadro de la ciudad, los empresarios reportan que sus ventas cayeron un 70 por ciento, y en varios locales se despidieron a decenas de empleados.

Además, durante los 15 días que permanecieron cerrados los negocios no obtuvieron ingresos.

Por eso, los pequeños comerciantes son los más interesados en que la economía de la región se reactive y los sismos del 7 y 23 de septiembre queden en el pasado.

Ellos son los que pagan a arquitectos y cuadrillas de albañiles para que renueven el cascajo y tapen las fisuras provocadas por el terremoto.

El grito de auxilio de los empresarios se observa en los letreros que colocan en las paredes de sus comercios.

"Abierto, pase usted", anuncian, pero los clientes no llegan.

Francisco Bartolo Marcial, dueño de la tienda de ropa y telas La Casa del Pueblo Istmeño, estimó que el refuerzo de las paredes agrietadas por el temblor le costará un millón de pesos.

"Yo sé que en este momento ganancias no hay y vemos puras pérdidas, pero es la manera de empezar. Nosotros sabemos que de aquí a diciembre la situación estará tremenda", señaló.

"Ayuda del Gobierno federal, estatal y municipal sólo la sabemos por las noticias que tenemos. En realidad, yo no dudo que en algún momento va a llegar, pero llevará su tiempo".

El comerciante detalló que tampoco les han reducido los impuestos del mes pasado ni del que está transcurriendo.

Los créditos a pequeños empresarios tienen como candado no otorgar préstamos a personas de la tercera edad, y la gran mayoría de comerciantes de su calle tienen más de 60 años y no son sujetos de crédito.

Tras la contingencia, lamentó, despidió a ocho trabajadores, pues antes contaba con 23 y ahora tiene 15 empleados, que son los de más antigüedad y confianza.

Juana López Blas, empleada de la farmacia Central, detalló que por el momento están trabajando de 10:00 a 17:00 horas y lo normal era de 9:00 a 22:00 horas.

"No se está vendiendo nada. A las 16:00 horas la gente ya no está aquí en el centro", contó.

Sostuvo que la construcción de dos paredes y el refuerzo de grietas que hay en la farmacia le costará a los dueños más de 50 mil pesos.

Calculó que en la manzana donde se ubica este negocio se cayeron al menos 10 más.

Para los comerciantes, el plazo de 30 días que fijó la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu) para limpiar de escombros las zonas afectadas por los sismos quedó sólo en promesas.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario