domingo, 22 de octubre de 2017

¡“Pinche dedazo” presidencial!



Ricardo Alemán

Sin duda que el “destape” de los candidatos presidenciales a través del viejo método del “dedazo” presidencial es una de las peores prácticas de la política mexicana.

Sin duda se trata de la vieja liturgia política de lo más rancio del PRI, que se remonta a los nada democráticos tiempos de los gobiernos de Miguel Alemán, Adolfo Ruíz Cortines, Gustavo Díaz Ordaz o Luis Echeverría, por citar a algunos presidentes de la historia de ese partido.

Sin duda que “el pinche destape presidencial”, como moteja la sociedad toda el manoseo de la sucesión presidencial, es la mayor ofensa para un partido que se dice democrático y que enarbola la defensa de las causas nacionales, la defensa de los que menos tienen y hasta presume salvar a la patria.

Sin duda que el “dedazo” y el “destape” por parte del jefe real del partido, del dueño de ese remedo del PRI, del más distinguido militante —y del verdadero dueño del partido—, no solo es el peor mensaje para la democracia, sino para la pluralidad y las formas elementales de la convivencia política.

Sin duda que nadie —en su sano juicio— puede sentirse orgulloso de un partido político que es manejado por un solo hombre, que pone y quita candidatos, que es dueño de vidas y carreras, que decide el futuro del país a partir del “dedazo” unipersonal y el “destape” autoritario sin consultar a nadie.

Pero lo más cuestionable es que durante años nadie ha dicho nada —ni intelectuales mexicanos ni estudiosos de la cosa política ni expertos y dizque demócratas, y menos opinadores de ocasión— sobre las peores prácticas autoritarias, al mejor estilo del viejo PRI y que hoy son la norma para el presidente y dueño del partido.

Si no lo han advertido, nos referimos al “pinche dedazo presidencial” del dueño de Morena, de Andrés Manuel López Obrador, que gracias a la sublimación del “pinche dedazo” y del ojete “autodestape” se ungió a sí mismo como candidato presidencial de Morena.

El “pinche presidente” de Morena no consultó a nadie, ni a su sombra y menos a su conciencia, para destaparse como candidato presidencial único de Morena.

Y como se sabe impune —a pesar del grosero “autodestape” que lo hizo candidato presidencial de Morena—, AMLO dice que la selección del candidato presidencial del PRI “será una simulación” (aquí, el que quiera, puede poner las risas).

“Pinche dedazo presidencial”... de Morena. ¡Y mientras tanto, los lacayos callan!

Al tiempo.

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