viernes, 1 de septiembre de 2017

¿Semana del Presidente? No, de las definiciones

JORGE FERNÁNDEZ MENÉNDEZ

Cuando el sábado el presidente Peña pronuncie su Quinto Informe de Gobierno estará, como siempre, haciendo un balance de lo que va de su sexenio, pero a lo que hay que estar atento es a su mensaje político. Peña Nieto es un hombre mucho más pragmático de lo que algunos creen y, como vimos en las recientes entrevistas que ofreció, el eje de su interés no está en las grandes líneas teóricas, sino en la forma en que dejará las cosas al terminar su administración y, sobre todo, a quién se la dejará.

No será ésta la semana ni el mes del Presidente, como antaño. Por lo menos, no en eventos protocolarios. Este septiembre será el mes de las definiciones, donde quedará planteado, en lo principal, el curso futuro de la política del país y, por supuesto, del 2018.

Inmediatamente después del mensaje del sábado, el presidente Peña viaja a China a un encuentro con los países de la cuenca del Pacífico y el BRIC. Ya estaba planeado, pero no deja de ser significativo que ocurra al mismo tiempo que inicia la segunda ronda de negociaciones del Tratado de Libre Comercio y cuando el presidente Trump, en lugar de estar preocupado por el desastre humano, energético y financiero que implica el huracán Harvey en Texas, se ha dedicado a hacer tuits agresivos contra México y a pronunciar discursos sobre el muro y en contra del Tratado de Libre Comercio. Si la reconstrucción de Texas costará, como dicen algunos analistas hasta 130 millones de dólares, sin el Tratado de Libre Comercio, sin el vigoroso intercambio que mantiene con México, la viabilidad del estado fronterizo quedará en entredicho. Pero a Trump (los zapatos de tacón de Melaniarumbo a Texas son todo un símbolo al respecto) la realidad del desastre lo supera. Como lo ha superado Corea del Norte (que sigue con su plan nuclear) y China, que pese a las amenazas de guerra comercial sigue tejiendo sus redes y relaciones económicas y comerciales con todo el mundo, mientras Estados Unidos se repliega sobre sí mismo. En ese contexto va el Presidente a China.

El 8 de septiembre el secretario de Hacienda, José Antonio Meade, presentará el paquete económico para el 2018. Será su momento estelar y le permitirá estar en el foco de atención hasta finales de noviembre. La economía, pese a innumerables desafíos, ha marchado bien, con buenos números y salvo que la presión electoral haga demasiada mella en los partidos, el proceso de aprobación del presupuesto y la ley de ingresos (no se esperan sorpresas en ninguno de ellos) tendrá que salir relativamente bien.

El propio presidente Peña abordó un capítulo central de la agenda legislativa que se pone en marcha hoy: el de la seguridad. E insistió en que la propuesta del Mando Mixto policial es inservible, no cambia nada respecto al ordenamiento actual, confunde cadenas de mando y de operación, además de que presupuestalmente no permite que los recursos se ordenen y destinen a lo que realmente se necesita. Lo que se requiere es el Mando Único estatal y si no se aprueba es porque el mismo afecta intereses creados en estados y municipios. Cuando se analizan con frialdad los datos de la inseguridad y los de desempeño policial se comprueba con cierta facilidad la debilidad estructural de las policías municipales y de muchas de las estatales, sobre todo, cuando se les compara con estructuras centralizadas como la policía de la Ciudad de México o la Federal. Debe aprobarse la ley de Mando Único, y si no es así, el gobierno no dejará pasar la de Mando Mixto. Es una decisión correcta.

El Presidente quiere sacar también la ley de Seguridad Interior. Es lo menos que se puede esperar para compensar los esfuerzos de soldados y marinos en la lucha para preservar la seguridad. Si esa ley no sale es porque hay partidos que la atan, por una parte, a que salga la ley de Mando Mixto (que no tendrá apoyo del gobierno federal ni de la mayoría de la Conago, que quiere Mando Único) y, sobre todo, a que el gobierno desconozca la propia ley que aprobaron los partidos para que ya no sea quien detenta el cargo de procurador general de la República quien se convierta en fiscal general. En eso, Peña no dará marcha atrás. Primero porque así se estableció en la ley que se aprobó por amplia mayoría en el Congreso, incluyendo a dirigentes políticos y legisladores que ahora la impugnan. Faltan tres votos para que se dé ese paso y hay más de una docena de senadores de oposición dispuestos a darlo.

Por otra parte, en la etapa final del proceso de designación de candidatos, dos elementos son claves para el futuro y tomarán forma definitiva en estos días. Por una parte, la crisis de Morena en la Ciudad de México, con repercusiones potenciales en todos los equilibrios políticos actuales. Y por la otra, la resolución de Tribunal Electoral que echó para abajo las llamadas normas de piso parejo que había decretado, violando la ley y la Constitución, el Instituto Nacional Electoral. Esas normas, ya lo habíamos dicho aquí, no hacían el piso más parejo, al contrario: violaban el derecho a la libertad de expresión e impedían que ese piso electoral se equilibrara, aunque sea un poco.

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