lunes, 17 de julio de 2017

Que alguien le diga la verdad


Antonio Navalón

Ahora después de lo ocurrido en el Paso Exprés de Cuernavaca, alguien debió haberle susurrado al Presidente con respeto y hasta con cierto cariño, que no puede andar diciendo que “está cerrando fuerte” su sexenio

Es bien sabido que ser presidente de un país viene a ser el equivalente a vivir en una burbuja aislado del mundo. Nada de lo que te enseñan es verdad. Nada de lo que te cuentan es verdad. Nada de lo que te dicen corresponde a los verdaderos sentimientos de tu pueblo.

Echo de menos la lealtad que existía en torno al Presidente.

Echo de menos a alguien que se dé cuenta que más allá de la circunstancia sexenal llamada Enrique Peña Nieto, la figura presidencial es el arco de iglesia del sistema de creencias mexicano. Por lo tanto, no procurar ni preservar todos los aspectos que le dan al cargo un perfil de espiritualidad, significa sencillamente atacar al país.

Es cierto que han existido presidentes que se han empeñado una y otra vez en demostrar que mientras ellos porten la banda en el pecho no hace falta que nadie más ataque. Porque ha habido momentos en los que algunos mandatarios se sienten como Porfirio Díaz y Francisco I. Madero a la vez.

Ahora después de lo ocurrido en el Paso Exprés de Cuernavaca, alguien debió haberle susurrado al Presidente con respeto y hasta con cierto cariño, que no puede andar diciendo que “está cerrando fuerte” su sexenio.

Y es que, el socavón del que me he negado a hablar, no sólo porque ya no quedan epítetos con los que se pueda calificar la inmoralidad pública colectiva, sino porque como hijo que soy del terremoto del 85 pienso en el terror de lo que significa considerar a detalle la forma en la que nuestras autoridades están construyendo las diferentes obras de la República Mexicana.

¿Cuántos socavones más o cómo quedará reducido a cenizas el país si los controles de calidad y las técnicas de construcción son como las que se implementaron en el Paso de Cuernavaca?

Pero además le reclamo al Gobierno -al que le pago impuestos y al que padezco- que me trate con cierto respeto, porque como mexicano que soy me ofende que 10 horas después del accidente la noticia emitida por la Secretaría de Comunicaciones y Transportes sólo haya sido que se había recuperado un auto, sin mencionar que los dos ocupantes del mismo estuvieron vivos después de la caída durante casi 2 horas en las que nadie fue capaz de rescatarlos.

Son demasiados errores, no quedan palabras para calificar lo que hacen, pero sí debería quedar el mínimo sentido común de saber que política es ventana y oportunidad.

Y ni era la oportunidad de mencionar que “se está cerrando el sexenio con paso firme, puntual y con mucho coraje”, y tampoco era la ventana que sólo arroja vistas sobre el socavón, el momento para seguir destruyendo al Presidente.

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