lunes, 17 de julio de 2017

Peña Nieto y su gabinete

Leopoldo Mendívil

PRESIDENTE ENRIQUE PEÑA NIETO: 
+No me traigas problemas:
mejor tráeme soluciones

¿A quién dice esto EPN..?

Cuando el miércoles pasado comenzó a divulgarse el accidente en el socavón del Paso Express de Cuernavaca y sus consecuencias —incluidas las letales—, de los tuits de esta capital brotó un enjambre inmenso de abejas por las redes a picarle a usted del percance luego de su declaracion sobre la tragedia.

En tal declaración usted informó haber ordenado a Gerardo Ruiz Esparza, que “retire de sus tareas a supervisores o funcionarios presuntamente implicados en las fallas que provocaron el socavón en el libramiento Paso Express”, pero tuiteros y radioescuchas interpretaron que arropaba al secretario de Comunicaciones y Transportes y, para variar, se lanzaron contra usted y a demandar el cese de su colaborador.

Ruiz Esparza salió a medios hasta el jueves, después de usted, con una entrevista con El Universal, también malinterpretada por el lenguaje que utilizó, comprensible entre ingenieros y demás gente de la industria de construcción pero no al público en general. Además, como si siguiera hablando entre pares, emitió algunas expresiones que los receptores reales consideraron carentes de sentimiento alguno por el padre y el hijo que murieron en el socavón.

En síntesis, presidente Peña, ese fue el panorama sobre la difusión del lamentable incidente, pero agravado con la serie de datos que surgieron en torno a los riesgos que funcionarios locales y ciudadanos comunes con toda oportunidad comunicaron a los constructores.

La siguiente consecuencia del suceso consiste en la poca confianza que se puede tener ya en esa obra por usted inaugurada tres meses atrás, por los problemas de calidad, profesionalismo y hasta por los costos de su construcción. Las fallas siguieron saliendo en el correr de los días. Hoy, seguramente, el diario Punto Crítico publicó un nuevo defecto, consistente en un pilar de la obra cuya base, que debía estar perfectamente enterrada y sujeta al suelo, por el contrario la mitad de esa parte aún está, o estaba, a la intemperie y bajo la mitad del círculo que sirve de cimiento se mira en el aire, sin apoyo alguno de suelo. Si así hay otros pilares, ¿qué confianza puede tenerse de que la plancha de concreto y pavimento de la carretera no se derrumbe?

Es una pena que siga sucediendo lo que desde el principio de su gobierno ocurre y nadie lo ha eliminado. Me refiero a la ausencia de los miembros de su gabinete cuando hay algún conflicto en las dependencias a sus respectivos cargos y es usted a quienes mis colegas que cubren sus actividades les da respuesta cuando quizás aún no tiene la película entera del problema. Pero aunque la tuviera, usted debió siempre ser protegido de entrevistas que pudieran provocarle críticas injustas, porque no es usted el responsable directo y operativo de todas las acciones que desarrolla su gobierno. Mientras sus colaboradores se protegen o son protegidos, usted se lleva las consecuencias de la falta de solidaridad, de equipo, de responsabilidad y hasta de sentido político. 

Ninguno de sus colaboradores ha recibido la cantidad de críticas y todo lo que éstas propician que le han convertido a usted en el objetivo, también, del despecho de la ciudadanía en general que se refleja en las encuestas de opinión.

Si al Presidente le va mal, a su país le va mal. De ahí las encuestas de imagen y de las estrategias de comunicación que se aplican a lo largo y ancho del planeta. Quiero que mi país recupere el paso el desarrollo, la importancia internacional y toda la capacidad que sus inmensos recursos le brindan porque, entre otros aspectos, a la figura presidencial le ha faltado protección. Que se arreglen las fallas, sí, pero que los responsables y no el Presidente de la República pague todos los platos rotos.

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