Nadia Altamirano
Con la compra de los útiles escolares empieza el martirio económico para miles de padres de familia, |
Ana Laura ha intentado ahorrar, pero los gastos diarios que tiene que sortear con su salario de 4 mil 100 pesos quincenales se lo ha impedido. Desde principios del mes de julio que acudió a avanzar con el proceso de inscripción de su hija Doris, de casi cuatro años, a una escuela particular hizo cuentas y casi destinará toda su quincena a pagar inscripción, primer mes de colegiatura, uniformes, libros y surtir la lista de útiles escolares, ésta última estimada en 526 pesos.
Pensar en un preescolar del sistema público quedó descartado por el temor a la suspensión de clases sin previo aviso, así que Ana Laura ha optado por inscribir a Doris en una pequeña escuela donde reciben a Doris desde las 8:00 de la mañana y puede recogerla hasta las 4:00 de la tarde.
“Sé que el inicio es el golpe más duro al bolsillo, pero me dijeron que no me estarán pidiendo material a lo largo del año”, cuenta mientras está formada en la fila de un centro comercial que por estos días le ofrece descuentos que le permiten tachar algunos de los materiales que deben estar listos a más tardar el 15 de agosto.
De acuerdo con la delegada de la Procuraduría Federal de Protección al Consumidor (Profeco), Rebeca Cervantes Navarro, el gasto que cada familia tendrá que hacer para surtir la lista de útiles escolares irá de los 200 a los 800 pesos, un diez por ciento más de lo destinado el año pasado, sin contar uniforme, calzado escolar ni mochila. “Si es un gasto un poco fuerte”, admite y explica que el pago dependerá “de la calidad, cantidades, marca y el lugar donde se compre”.
En esa estimación tampoco entran los materiales especiales, sobre todo los que se piden en las escuelas secundarias y que están relacionados con asignaturas como química y física. “De repente ves una lista enorme de materiales que no utilizan o algunos muy caros o incluso la misma escuela da indicaciones de dónde comprarlos”, explica Cervantes Navarro, quien por ello recomienda a la escuelas que directivos y profesorados a no pedir “materiales escolares que no se van a utilizar, que pidan solamente el que es necesario”.
De acuerdo con la economista e investigadora de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca (UABJO), Ana Luz Ramos Soto, la educación “es una necesidad primordial en los hogares”, por lo que se estima que el 20 por ciento de los ingresos familiares se destina a este rubro.
Poder sortear el ingreso a clases “se complica porque las familias no tienen la cultura del ahorro”, un hábito que es difícil lograr si se toma en cuenta que el 45 por ciento de la población económicamente activa percibe apenas y dos salarios mínimos, es decir 160 pesos diarios, lo que les ubica en la línea de la pobreza.
El inicio del ciclo escolar les representa un gasto “fuera de lo que tienen programado” y a la vez “los lleva a ubicarse en la pobreza alimentaria, si tienen para gastar en útiles pero no tienen para cubrir sus gastos de necesidades básicas que son la alimentación”, analiza Ramos Soto.
Sin ser economista, eso lo sabe bien Ana Laura. Ir de un lugar a otro a comparar precios es una opción que ha descartado, pues lo poco que cree se puede gastar lo terminaría destinando a su pasaje, así que lleva dentro de su cartera la lista de útiles y cada que tiene oportunidad compra lo que encuentre a mejor precio, aunque ello implique no comprarse una torta o restringir un antojo fuera del presupuesto.
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