lunes, 17 de julio de 2017

40 minutos de masacre

Héctor de Mauleón


No se trató de una riña. Fue una ejecución en toda regla. Los 28 reos asesinados el 6 de julio pasado en el penal de Acapulco fueron cuidadosamente escogidos por sus verdugos.

De acuerdo con la investigación realizada por autoridades estatales en el Cereso, alrededor de las 3:40 de la mañana de ese día un grupo de custodios del área de Máxima Seguridad abrió las celdas donde se hallaban recluidos varios miembros del Cártel Independiente de Acapulco, CIDA.

Con la colaboración de los custodios, los integrantes del CIDA se desplazaron por la zona de Máxima Seguridad, en la que se hallan unos 400 reclusos.

Solo escogieron a 28.

Desde la víspera habían corrido rumores de que algo grande iba a ocurrir. Los patios del penal lucían inexplicablemente vacíos. La tensión había estado creciendo desde hacía semanas, a consecuencia de la llegada de un grupo de internos afiliados al grupo criminal La Barredora, un brazo del Cártel de los Beltrán Leya que disputa al CIDA el control del puerto.

Declaraciones de un testigo protegido señalan que La Barredora intentaba hacerse del poder al interior del penal. Según esta versión, dos cabecillas del CIDA “encargados” del Cereso, Manuel García, El Meño, y Óscar Silva, El More, tomaron la decisión de cortar esto de tajo e imponer un castigo ejemplar.

Un número indeterminado de internos, que según las autoridades pudo estar formado hasta por 50 personas, tomó parte en la ejecución.

En esos días se realizaban obras de colado en un almacén próximo al lugar de los hechos. Ahí, los agresores se hicieron de varillas y de otros objetos contundentes. Algunos portaban armas blancas facilitadas o permitidas por los custodios.

Cinco reos fueron conducidos a uno de los patios. Serían los únicos cuyos cadáveres quedaron a la vista. Los cinco sufrieron “decapitación traumática completa”. La cabeza de uno de ellos fue colocada en su propio torso —no se sabe aún en señal de qué.

Las víctimas se hallaban en prisión por delitos que iban del secuestro agravado al robo de vehículo. Uno de ellos había asesinado a tres hombres y una mujer. Tras el asesinato inhumó clandestinamente a sus víctimas en un terreno baldío.

Alrededor de un altar de la Santa Muerte fueron hallados los cuerpos de otros 14 internos. Los habían tendido de manera que formaran una media luna alrededor de la imagen. Todos tenían una moneda en la espalda. Las autoridades creen que la ejecución masiva pudo ser realizada como una ofrenda.

En otra zona del penal los asesinos cazaron a ocho reclusos. A uno más lo asesinaron en el área de visita conyugal: se cree que fue a esconderse hasta ese sitio.

El nivel de sufrimiento de los ejecutados fue indecible.

Una declaración sugiere que algunas víctimas fueron obligadas a matar a palos a sus propios compañeros. Luego, a ellas se les ultimó del mismo modo.

Mientras todo esto ocurría, un silencio de tumba reinó en el penal. El resto de los internos escuchaba y callaba. Algunos procuraron esconderse; otros hicieron el intento de brincar una barda, para refugiarse en el área femenil.

La matanza duró entre 30 y 40 minutos.

Cuando la policía estatal tuvo conocimiento de los hechos, se hallaban en el patio unos 500 internos: los habían sacado para confundir a las autoridades.

En los patios del Cereso fueron hallados casquillos percutidos de armas de alto poder. Ninguna de las víctimas, sin embargo, presentaba impactos de bala. Según la investigación, los casquillos proceden de las armas que la policía estatal disparó desde las torres vigilancia, cuando se disponía a tomar control de la situación.

¿Cómo escogieron a los internos que iban a ser asesinados? ¿Qué papel jugaban los reos que fueron decapitados? ¿Qué había hecho el interno cuya cabeza fue colocada sobre su propio torso? ¿Qué significado tienen las monedas colocadas en la espalda de los muertos? ¿Cuántos custodios facilitaron la ejecución? ¿Cuántos internos tomaron parte en ésta? ¿Los muertos son los que el CIDA fue a buscar a las celdas o solo los que alcanzó a ejecutar? ¿Qué nos está diciendo la masacre del penal de Acapulco?

De momento solo hay preguntas.


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