Óscar Mario Beteta
El corporativismo, instrumento de control, manipulación, antidemocracia y corrupción que caracterizó al sistema de dominación priísta y que también fue útil al panismo, está en perspectiva de perder una de sus piedras angulares. Tirar esa pesada losa, conocida como sindicalismo charro, será parte de un verdadero cambio.
Con la reforma a la Ley Federal del Trabajo que impulsa Morena en el Congreso, la hegemonía-dominación en las diferentes fases del partido, que en sus primeros años sirvió para pacificar el país, institucionalizar el poder y materializar no pocos beneficios para la sociedad, llegará a su fin.
La idea de democratizar el sindicalismo que contiene esa propuesta, que sin duda será aprobada por la mayoría congresional morenista, acabará con los líderes que traicionaron a sus agremiados, se enriquecieron sin límite y se sumaron a la élite plutocrática que sólo ve por sí misma.
La sectorización del PRI, ideada por su fundador, Plutarco Elías Calles, hace casi un siglo, fue la base que ese partido tuvo siempre para recrearse en el poder, sin pasar por alto que también lo hizo legitimándose con acciones y decisiones que favorecieron a la gente.
Esa idea era excelente y así quedó demostrado por mucho tiempo. El gobierno quería, con base en los principios de la Constitución y de la Revolución, atender las demandas de la sociedad. Veía por las masas mediante el encumbramiento de interlocutores que representaran por partes a toda la población. La dividió entre campesinos, obreros y clases medias (CNC, CTM y CNOP) y respondió a muchos de sus requerimientos.
Los dirigentes eran receptores de las peticiones de sus gremios, las llevaban ante el gobierno y éste, en alguna medida, les daba respuesta. Se estableció así una relación de lealtad entre la sociedad, en todos sus niveles, y el gobierno, junto con el partido hegemónico-dominante-mayoritario.
La forma en que correspondían los distintos grupos a su benefactor, el gobierno-PRI, se daba en distintas vertientes y momentos. La incondicionalidad-sujeción de su militancia y el respaldo que daba en las urnas a los candidatos que postulaban a todos los cargos, no pocas veces inducido mediante variadas formas de coerción y el infaltable fraude, les permitió ganar elecciones por décadas.
Esa relación PRI-gobierno con la sociedad se mantuvo hasta el arribo del neoliberalismo, en el periodo de Miguel de la Madrid. Cada vez más ostensible y pernicioso por las diferencias que generó con su radicalización continua, polarizó a los mexicanos entre pocos muy ricos y millones de parias. El pacto de fidelidad se fracturó.
La ideología, los principios y la doctrina del priísmo, visto en conjunto con el gobierno, fueron abandonados. El mercado dominaba todo. El poder político se puso al servicio del dinero, soslayando a una colectividad que acumuló rencores y que finalmente cobró en las pasadas elecciones.
Por su hambre de tener, los líderes dejaron de representar a sus agremiados. Se entregaron a la orgía adquisicionista. Se olvidaron de compromisos con “su clase”. Los “dirigentes obreros” multimillonarios son bien conocidos.
Mas, para ser mínimamente congruente, es su deber ampliar la extinción de dominio también a los caciques sindicales, a la manera como se lo propone, en su objetivo de abatir la corrupción, con los funcionarios que se hayan enriquecido a costa del erario público.
Los inmensos caudales que han acumulado a lo largo de tantos años de explotación, sometimiento y robo de cuotas a los trabajadores, también es dinero público. No les pertenece y debe ser recuperado para atender las grandes y graves carencias que el país tiene.
Mas para que el cambio sea inobjetable, real y perdurable, la iniciativa, convertida en ley, Morena tiene que cancelar toda posibilidad de que el corporativismo y el clientelismo del viejo PRI, que el PAN utilizó pese a su promesa de desmontarlos, sea sólo cosmético… con nuevas siglas y colores.
SOTTO VOCE… ¿Qué podrá hacer Leonel Godoy por Morena en Baja California como delegado y “presidente estatal”, después del triste y lamentable papel que hizo en Michoacán cuando lo desgobernó? Lamentable el nivel profesional, político y moral de algunos legisladores federales y locales… La mala fama del diputado Cipriano Charrez es bastante conocida. Si Morena no quiere sembrar otro desengaño social, debe encaminarlo hacia la justicia por haber conducido ebrio y matar a una persona, como asegura la Procuraduría de Hidalgo… Qué lamentable que, por 35 mil pesos, se haya arrebatado la vida al joven periodista, empresario, trabajador y talentoso Pablo Marentes, hijo del reconocido comunicador, catedrático y politólogo, Pablo Marentes. Urge que la ABM tome acciones concretas y urgentes para inhibir la connivencia entre cajeros y delincuentes. Está obligada a abrir una investigación y a reparar irrecusablemente ese daño, así como a elevar controles y vigilancia en todo el sistema bancario.
El Universal
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