La ruptura al interior del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación que dio origen a la CNTE, es decir, a la Coordinadora en 1979, era necesaria y tuvo su justificación ante la tiranía que se practicaba -y que aún se ejerce- desde la cúpula magisterial. Resultaba indispensable crear una alternativa gremial que impulsara la democratización de ese sindicato entregado totalmente al PRI, en ese entonces, el partido hegemónico, y cuyos líderes magisteriales eran cada vez más ricos a costa de las cuotas de sus agremiados y de las prebendas gubernamentales.
No se puede negar el papel decisivo que jugó la CNTE en la caída del exlíder de los maestros Carlos Jonguitud Barrios en 1989, aunque finalmente el tiro les salió por la culata, ya que, sin así proponérselo, entronaron a Elba Esther Gordillo, hoy libre pese a las múltiples evidencias de presunta corrupción. Sin embargo, tampoco se puede ignorar que, en la actualidad, detrás de la máscara de movimiento democratizador, se esconden los mismos vicios que le critican al SNTE y a sus cúpulas.
La Coordinadora ha tenido el control de la asignación de las plazas magisteriales en los estados donde mantiene el dominio y representa un gran negocio que le permite pagar las movilizaciones, que han sido un medio eficaz para chantajear a los gobernadores, con lo que ha obtenido mayores recursos; es decir, nada distinto a lo que hace el SNTE a nivel federal, pero con un ingrediente adicional: la violencia. Son incontables las ocasiones en que la CNTE ha protagonizado enfrentamientos que, incluso, han costado vidas humanas, sobre todo en Oaxaca, Guerrero y Michoacán.
La reforma educativa del gobierno de EPN, con todos sus defectos de origen, intenta suprimir la venta de plazas como fuente principal de ingresos de los grupos gremiales y consolidar la evaluación de los docentes; de ahí la reacción colérica de la Coordinadora contra la reforma, pretextando la defensa de los derechos laborales de sus agremiados. En tal escenario, se explica que AMLO aprovechara el apoyo de la disidencia magisterial y de su capacidad de movilización. Como pago, la CNTE ahora está representada en ambas Cámaras del Congreso de la Unión.
Definitivamente amigo radioescucha, la decisión de no dejar “ni una coma” de la reforma educativa es signo de que la Coordinadora ya participa de manera abierta en las decisiones que, al respecto, se tomarán en la cuarta transformación. Sin duda, hay personas preparadas en ese gremio quienes, desde una posición sensata y profesional, deberían asumir la responsabilidad que el futuro presidente les está otorgando. Sin embargo, todo indica que no será de esa manera y que AMLO, con tal de acceder al poder, se puso a jugar con el fuego de la CNTE.
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