martes, 28 de agosto de 2018

Templo Mayor (Columna).



¡LO LOGRARON! El equipo negociador mexicano encabezado por Luis Videgaray e Ildefonso Guajardo hicieron gala de sus dotes diplomáticas y comerciales y ahora tenemos un TLCAN marca ACME, que son las siglas del nuevo Acuerdo Comercial México-Estados Unidos.

DADO QUE en política no existe lo perfecto, sino lo posible, el acuerdo logrado da pie para un moderado optimismo, sobre todo tomando en cuenta que del otro lado de la mesa estaba Donald Trump. Tan es así que los mercados, aquí y allá, así como el tipo de cambio, reflejaron de inmediato su beneplácito.

UNO DE los aspectos tácticos de los mexicanos para cerrar el acuerdo fue dejarle a Trump el gusto de sentirse el artífice del nuevo pacto. De ahí que le dejaron toooda la cancha del espectáculo para lucirse.

SEGÚN CUENTAN, la noche del domingo ambos equipos se fueron a dormir con la incertidumbre de si Trump aceptaría el resultado de las negociaciones. Y ayer finalmente amanecieron felices con el tuit del mandatario dando su aval al ACME.


MUCHOS panistas están indignados con el agandalle que hizo el grupo de Ricardo Anaya de las coordinaciones parlamentarias. Y el más enojado, según dicen, es Marko Cortés.

Y NO porque haya dejado de ser anayista, sino porque el atraco de Damián Zepeda fue tan burdo al autoelegirse como líder en el Senado que, prácticamente, dejó al michoacano sin posibilidades de contender por la presidencia del PAN.

TAN ES ASÍ que en respuesta a la maniobra del anayismo, ayer se formó un frente difícil de vencer: Héctor Larios y Rafael Moreno Valle irán juntos por la dirigencia nacional, en una fórmula respaldada por los gobernadores albiazules. A ver quién se queda con las migajas.


VAYAN quitando sillas, porque finalmente no llegarán todos los invitados que se esperaban a la toma de posesión de Andrés Manuel López Obrador.

AUNQUE Marcelo Ebrard tiene la encomienda de invitar hasta al perico, la realidad es que varios de los principales líderes no vendrán a México. Y no por desdén, sino porque tienen que atender otro compromiso.

JUSTO el 30 de noviembre y 1 de diciembre se realizará en Buenos Aires la cumbre del G-20, por lo que, de entrada hay que olvidarse de que vengan los mandatarios de Estados Unidos y Canadá.

Y LO MISMO el resto de los jefes de Estado y de gobierno de los mayores países sudamericanos y europeos, que se quedarán con las ganas de atestiguar el "sí-se-pu-do" lopezobradorista.

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