viernes, 13 de julio de 2018

Se gradúa la generación de los 43 de Ayotzinapa.

Este viernes, la generación de los estudiantes desaparecidos en la noche de Iguala tiene su ceremonia de graduación en la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos.

Retratos de los 43 normalistas pegados en vallas de un terrero ubicado en la calle de Morelos y Reforma. Fuente: Cuartoscuro


“Esta noche esperamos a nuestros 43 compañeros… Pues mañana es su clausura”, se lee en la página de Facebook de la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos, plantel en el que los 43 normalistas desaparecidos la noche del 26 de septiembre de 2014 en Iguala, Guerrero, iniciaron sus estudios.

Este viernes, 73 de los 140 estudiantes de la generación 2014-2018 tienen su ceremonia de graduación en la normal ubicada en el kilómetro 14 de la carretera Chilpancingo-Chilapa.

Los rostros de Karl Marx, Lenin y Federico Engels, junto con el de ‘El Ché’ Guevara, Genaro Vázquez y Lucio Cabañas, quien egresó de esta escuela rural, observarán a los jóvenes que concluyeron sus estudios en alguna de las tres licenciaturas: en educación primaria, educación primaria con enfoque bilingüe y educación física.

El patio del instituto no verá a César Manuel González Hernández, estudiante proveniente de Tlaxcala, a quien su padre califica como un muchacho “muy carismático, sonriente, bromista”, ni a Leonel Castro Abarca, quien de acuerdo con su padre se encaminó a estudiar en la normal para dejar atrás la vida del campo.

Víctor González Díaz, director de la escuela, verá a una generación partida por la tragedia iniciar, entre flores rojas y azules, un nuevo capítulo de sus vidas, ahora como educadores al servicio de la comunidad.

En entrevista con Javier Risco para su columna La Nota Dura, el director describe el significado de Ayotzinapa como una mezcla de orgullo y dolor.

“(Ayotzinapa) significa hermandad, solidaridad. Ayotzinapa significa un manjar de conocimiento. Es pionera y madre por formar alumnos en la carrera docente. Ayotzinapa es resistencia, es lucha y es sobrevivencia. Es dolor, pero también es fortaleza y esperanza”.

El destino de los 43 normalistas desaparecidos siguen sin esclarecerse. Atrás quedó la ‘verdad histórica’ de Jesús Murillo Karam, titular de la Procuraduría General de la República (PGR) cuando ocurrió el incidente, quien aseguró que la policía de Iguala detuvo y entregó a los normalistas a un grupo de sicarios que asesinaron y quemaron los cadáveres en el basurero de Cocula.

Atrás también queda el informe del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI), que echó abajo la versión oficial al asegurar que no había evidencia de que los cuerpos de los estudiantes pudieran haber sido incinerados en ese lugar.

Los padres esperan la respuesta que les aclare qué pasó con cada uno de sus hijos, que puede ser uno de los objetivos de la comisión de la verdad, una de las propuestas del virtual presidente electo.

En Iguala y ante los padres de familia de los estudiantes desaparecidos, el virtual presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, prometió la creación de una Comisión de la verdad que estaría integrada por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y la Organización de las Naciones Unidas.

La creación de este grupo, que fuera dictada por un tribunal colegiado, fue impugnada en junio por la PGR ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación, aunque fue el jueves que el Primer Tribunal Colegiado del Décimo Circuito de Tamaulipas determinó que ninguna instancia, ni siquiera la Suprema Corte, podía bloquear la constitución de la comisión.

En el patio de una escuela en Guerrero, 73 jóvenes iniciarán una nueva etapa, una meta que 43 de sus compañeros no pudieron alcanzar.

El Financiero

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