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Mientras el primer ministro de Canadá viene a México e impone un show mediático similar a la visita de una banda de rock internacional, las empresas mineras canadienses aprovechan la sana relación con nuestro país para apoderarse del suelo mexicano.
Uno de los territorios en donde la maquinaria canadiense tiene prácticamente control total es el estado de Oaxaca. Conocido por ser un estado clave para el turismo mexicano y parte importante del patrimonio de la humanidad reconocido por la Unesco, Oaxaca es también una de las zonas en donde la presencia de mineras extranjeras está dañando más a sus habitantes.
Se trata de comunidades enteras de población indígena que han sido desplazados para dar paso al saqueo de sus suelos. El poder de estas empresas se concentra en los territorios de Ocotlán, Ejutla y Tlacolula y, según la ley mexicana, tienen todo el derecho de continuar con esta labor.
Y es que estas empresas han sabido apoderarse de territorios mexicanos. Tan solo en Oaxaca, la empresa Fortuna Silver Mines tiene a cuatro filiales mexicanas trabajando día a día para obtener la mayor cantidad de concesiones mineras. Lo han logrado: esta empresa mantiene el 100% de las concesiones a su favor, por lo que gran parte del territorio minero oaxaqueño es propiedad de canadienses.
Al no estar obligadas a declarar sus actividades una vez que lograron las concesiones, estas empresas están usurpando territorio perteneciente a los pueblos zapotecos. La empresa de Vancouver ya controla de forma monopólica cerca de 80 mil hectáreas pertenecientes a 35 municipios de los valles centrales de Oaxaca.
Dentro de los afectados hay miles de indígenas cuyas quejas no han sido escuchadas ni por el gobierno estatal ni el federal. Los voceros de estas comunidades han alzado la voz para exigir que se sigan concediendo contratos a favor de estas empresas extranjeras. Hasta la fecha, su réplica siempre ha sido ignorada.
Con ayuda de filiales mexicanas
Y es que lo canadienses han sabido apoderarse del territorio oaxaqueño sin levantar polémica. Para no figurar como los dueños directos de cada contrato, los empresarios extranjeros han utilizado a cuatro empresas mexicanas como filiales operativas. Se trata de Geometales del Norte-Geonorte S.A. de C.V., Minerales de Oaxaca S.A de C.V., Plata Panamericana S.A de C.V. y Compañía Minera Cuzcatlán S.A. de C.V.
Para lograr estas concesiones, la empresa Fortuna Silver ha tenido al gobierno oaxaqueño como principal aliado. La propia secretaría de Energía estatal ha permitido que la minera canadiense se apodere de esta gran parte del suelo oaxaqueño. La coalición entre estas autoridades y empresas han silenciado completamente a las comunidades indígenas.
La primer queja es que, a pesar de tener la posesión legal de muchos de los territorios, las comunidades están acostumbrándose a ver cómo llega maquinaria pesada a extraer oro, plata y otros recursos valiosos de sus minas cercanas. Cuando se ha intentado ejercer un diálogo con las autoridades, el silencio prevalece.
Pero este apoderamiento del suelo oaxaqueño no es solo exclusivo de los pueblos de Ocotlán, Ejutla y Tlacolula, también hay decenas de comunidades más que están siendo invadidas por maquinaria y contratos canadienses. Si bien en los medios internacionales la imagen de Justin Trudeau exuda carisma y amabilidad, las mineras de su país están dejando en el desamparo a miles de indígenas mexicanos amparados por un silencio total.
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