lunes, 6 de noviembre de 2017

“La ciencia en la historia de México”, según Eli de Gortari



Niza Rivera
El filósofo Eli de Gortari. Foto: Francisco Daniel


¿Que no ha habido desarrollo de la ciencia en México? El filósofo Eli de Gortari defiende la respuesta: lo ha habido, y en especial durante la época prehispánica, porque luego de la conquista las aportaciones han sido escasas.

Esa idea la expuso el autor en el volumen reeditado La ciencia en la historia de México.

Ahí De Gortari (1918-1991), doctor en filosofía y precursor de estudios filosóficos e históricos de la ciencia en nuestro país, recorrió los principales descubrimientos científicos desde la época prehispánica, la colonia y la independencia hasta llegar al siglo XX.

Originalmente aparecido en 1963 como resultado de la primera cátedra de Historia de la Ciencia en México de la Universidad Nacional Autónoma de México, misma que De Gortari logró con el apoyo inicial del filósofo Samuel Ramos (1897-1957) y el historiador Silvio Zavala (1909-2014), el libro se ha convertido en una obra de referencia en los campos de consulta e investigación de la historia, la filosofía y la ciencia mexicana.

De filiación marxista, el catedrático, preso por integrar la Coalición de Maestros en el movimiento estudiantil de 1968, escribió en la introducción titulada “La ciencia en México”:

“El hecho mismo de presentar un panorama de nuestra historia científica en su conjunto, además de que viene a llenar una laguna en la investigación de nuestro pasado, será útil para conocer el arraigo y el vigor que tienen las tradiciones científicas en nuestro pueblo, y para establecer con mayor firmeza las bases del impulso en grande que es necesario impartir ahora a la investigación científica en México con vistas a elevar nuestro desarrollo cultural y poder satisfacer mejor las numerosas necesidades que plantea nuestro desenvolvimiento económico y social.”

A través de 13 capítulos en poco más de 600 páginas, De Gortari realiza un recorrido por incontables momentos que transfiguraron el entorno indígena; es bien sabido el conocimiento astronómico desarrollado por diversas culturas en lo que ahora denominamos México, pero el autor también exploró otros terrenos como el de la numeración vigesimal, conocimientos botánicos y zoológicos, medicinales (el ejercicio de la medicina o ticiotl), el de los metales y piedras preciosas, así como el de la arquitectura, pero siempre mostrando un respeto hacia la naturaleza.

Expone De Gortari en el primer apartado del tercer capítulo, “El desarrollo de la ciencia indígena”:

“De manera análoga a los otros pueblos de la Tierra, los antiguos mexicanos consiguieron relacionar eficazmente su modo de obrar con el comportamiento de los procesos naturales, dándose cuenta de que, en la medida en que podían entender la naturaleza, lograban mejorar los resultados de su actividad práctica y adquirían así cierto dominio sobre la propia naturaleza.”

Sobre el trabajo, escriben a su vez la investigadora del Instituto de Geografía de la UNAM, Luz Fernanda Azuela, y Rafael Guevara, historiador de la Facultad de Filosofía y Letras de la máxima casa de estudios:

“La obra de De Gortari colmó un enorme vacío historiográfico, proporcionando una imagen más detallada del devenir general de la ciencia en México, en la que se integraron prácticamente todos los trabajos que se habían escrito hasta entonces, por lo que hasta la fecha constituye un texto de consulta indispensable.”

Eso, apuntan, incluso más allá de un texto de consulta indispensable para el gremio científico del país, pues es un volumen de cultura general a la par de obras que debieran ser clásicos entre los mexicanos, como La visión de los vencidos (1959) de Miguel León-Portilla.

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