miércoles, 25 de octubre de 2017

Robo a comercios.


"Los ladrones creen en la propiedad; lo malo es que les inspira un excesivo amor". G.K. Chesterton

Mucha atención damos a las amenazas que vienen de fuera, pero no hacemos el mismo caso de los problemas que tenemos en el país. Si Donald Trump decide sacar a Estados Unidos del TLCAN, México enfrentaría, efectivamente, un golpe muy severo. Sin embargo, mientras un inconstante Trump nos amenaza, nosotros permitimos que la inseguridad no sólo acabe con vidas y patrimonios personales en nuestro país, sino que afecte de manera importante a las empresas que están creando empleos y actividad económica.

Las cadenas comerciales afiliadas a la ANTAD han reportado 66,982 incidencias delictivas en el periodo enero-septiembre de 2017. Es un aumento de 29 por ciento sobre el mismo periodo del 2016. La inseguridad para el comercio establecido era ya terrible en México, pero el incremento que se está registrando es altísimo.

Lo que más inquieta es el alza en los asaltos violentos. De 34,309 en los nueve primeros meses de 2016, el total pasó a 48,273 en el mismo lapso de 2017. Se trata de un aumento impresionante de 40.7 por ciento en apenas un año.

Me dicen algunos de los ejecutivos que están participando en el Simposio de Prevención de Pérdidas y Mermas de la ANTAD, la Asociación Nacional de Tiendas de Autoservicio y Departamentales, que el peor momento se dio a principios de año, cuando el aumento en la gasolina fue utilizado como pretexto para llevar a cabo saqueos sistemáticos de muchas tiendas. Lo más inquietante es que en muchos lugares la autoridad simplemente no quiso intervenir.

Algunos políticos están permitiendo o incluso promoviendo una actitud de que robar no es malo siempre y cuando el robo sea a empresas o al gobierno. Los líderes de las comunidades que ordeñan combustible han señalado que robar a Pemex no es malo porque los políticos roban también. Enrique Sánchez Carrera, líder de los Zetas abatido hace unos días en Cañada Morelos, Puebla, que dirigía robos de combustible y también de trenes, sostenía, según Puebla Segura, que "el robo a los ferrocarriles no era un delito, pues las únicas afectadas eran las corporaciones trasnacionales". El 7 de octubre de 2016 Andrés Manuel López Obrador, presidente de Morena y presunto candidato presidencial de este partido, se quejó de un operativo contra asaltantes de trenes en Irapuato diciendo: "En vez de acabar con la corrupción y combatir la pobreza mandan mil soldados a Irapuato para combatir a los que roban trenes por necesidad".

Las policías locales muchas veces están coludidas con quienes roban tiendas, ferrocarriles o combustibles. En otros casos simplemente no quieren o no pueden intervenir. Esto está generando un ambiente de inseguridad que afecta de forma muy importante la actividad económica. No hay indicios de que la inseguridad haya producido una reducción en la inversión en nuevas tiendas, pero los robos se reflejan en aumentos en los precios. Son los consumidores los que terminan pagando por la falta de eficacia de las autoridades.

México vivió un periodo en el siglo XIX en que la actividad comercial se vio severamente afectada por la inseguridad en los caminos. Fueron los tiempos del bandidaje. Tuvo que venir Porfirio Díaz con su ley fuga para permitir que los caminos fueran seguros nuevamente.

Como país no queremos llegar nuevamente a ese extremo, pero la inseguridad se está convirtiendo en un impuesto adicional que reduce la competitividad de nuestro país. Las autoridades están fallando en lo que debería ser su responsabilidad fundamental.

¿SE EQUIVOCÓ?

¿No se dio cuenta el presidente Peña Nieto del escándalo político que provocaría la destitución del fiscal electoral Santiago Nieto? ¿O es tan serio el caso de corrupción que estaba investigando que era menor destituirlo sin importar la tormenta?

Sergio Sarmiento/REFORMA

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