viernes, 20 de octubre de 2017

'Nos rescatamos, no nos soltemos'



Cuando Rodrigo Heredia supo que una de las sobrevivientes que yacían sepultadas bajo los escombros del edificio de Álvaro Obregón 286 se llamaba como su pareja, Paulina, decidió quedarse y ayudar en el rescate hasta dar con ella.

Para él, en ese momento, ella y todos los que luchaban para salvarla habían dejado de ser unos desconocidos. Se quedó trabajando hasta que la salvaron, 36 horas después del sismo del 19 de septiembre. Puño en alto. Esa noche también rescataron a Isaac y Lucía.

Rod, como lo llaman, es contador en una oficina ubicada en la Colonia Condesa. Tiene 36 años y no experimentó el sismo de 1985. La sacudida que vivió fue otra.

"Debemos empezar a creer más en los otros, si no creemos en el Estado está bien, y si ya dejamos de vernos como extraños y empezamos a vernos como gente que podemos colaborar, eso es lo que debemos de mantener", sostiene en entrevista.

"No podemos vivir en una utopía donde todos los días nos regalen comida, agua, créditos a bajos costos. Necesitamos apoyarnos y vernos entre nosotros como gente de la cual dependemos unos de otros", aconseja.

Cabeza rapada, lentes negros, piercings en las orejas y una barba larga y teñida, el también presidente del grupo de motociclistas Sangre de Dragón vuelve al lugar del derrumbe donde fungió como rescatista voluntario casi un mes después.

"Venimos de un colapso social donde cada uno está viendo para su propio beneficio, entonces, que de un momento a otro pudieras ver aquí ricos, pobres, famosos, de todo tipo, donando su trabajo, su tiempo, sus manos, fue algo maravilloso", describe.

"La sociedad rebasó al Estado. En todos sus niveles, en todas sus instituciones. La sociedad se dio cuenta que puede rebasar al Estado en beneficio de la misma sociedad".

Rod, quien que se ganó el reconocimiento en las redes sociales tras ser captado en varios videos durante los rescates, considera que la integración espontánea que nació el día del sismo podría dar lugar a un movimiento ciudadano que se reflejara en las urnas el próximo año.

"Esta ciudadanía se debe transformar en un ejercicio constante de organización. Creo que va a suceder, no en todo el País, pero sí en lugares como Oaxaca, Chiapas, Morelos, la Ciudad de México.

"Con dos o tres (personas) que levanten la mano nuevamente, ya no para pedir silencio, sino para empezar a pedir información, resultados, creo que en ese sentido sí va a cambiar algo. Algo se despertó y algo va a cambiar para las elecciones de 2018", confía.

Rodrigo comparte una expresión que él se repite con insistencia: "duro contra el muro". Una alegoría del rescate entre los escombros de concreto, pero también un deseo de superar las barreras que lo diferencian de los otros.

"Es momento de terminar con estos límites que nosotros nos hemos puesto o que otros nos han querido poner, sociales y políticos, y que no nos permiten avanzar. Es momento de terminar con estos muros, derrumbarlos".

"Ya nos encontramos debajo de los escombros, ya nos rescatamos, no nos soltemos".

Zedryk Raziel/REFORMA

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