Jorge Fernández Menéndez
La situación de Santiago Nieto era ya insostenible para los partidos de la oposición por las propias actitudes del exfiscal electoral. El acta de defunción la expidió Diego Fernández de Cevallos cuando aseguró que Nieto sí violó la ley al difundir información ligada a una investigación en curso. Diego cuestionó luego el momento y las circunstancias en que se dio su cese, pero lo importante era lo otro: aceptar que Nieto sí había violado la ley. El argumento de que no había causa para la remoción se caía con la declaración del panista más prominente en temas judiciales, como lo es Diego.
Nieto personalmente ha contribuido, paradójicamente, a incrementar los argumentos para su caída. Ahora, una semana después de los hechos, dice que no difundió información sobre el caso de Emilio Lozoya, sino que sus declaraciones fueron sacadas d
e contexto. Incluso, dice que en la carta de Lozoya no había elemento alguno de amenaza. Sin embargo, en la entrevista sí divulga la carta y dice que Lozoya lo presiona y amenaza, y la propia entrevista gira sobre la investigación en curso. Es más, si tergiversaron sus dichos en la entrevista, ¿primero, por qué la dio para hablar de una investigación y segundo cómo puede ser que haya tardado una semana en descubrir que lo tergiversaron? En esa semana se le destituyó del cargo, hubo una crisis en el Senado, ampliamente reflejada en los medios sobre su situación, él mismo sacó comunicados e hizo declaraciones y hasta el miércoles, cinco días después de que fuera removido del cargo, y seis días después de que concedió esa entrevista, descubrió que en realidad él no había declarado lo que había declarado. No tiene sentido. Pero lo tiene menos aún porque el propio Santiago Nieto, antes de esa declaración, ya había hablado de la carta y de las supuestas amenazas en un foro de la UNAM. Ahí consta su intervención, no hay forma de que fuera, también, tergiversada.
e contexto. Incluso, dice que en la carta de Lozoya no había elemento alguno de amenaza. Sin embargo, en la entrevista sí divulga la carta y dice que Lozoya lo presiona y amenaza, y la propia entrevista gira sobre la investigación en curso. Es más, si tergiversaron sus dichos en la entrevista, ¿primero, por qué la dio para hablar de una investigación y segundo cómo puede ser que haya tardado una semana en descubrir que lo tergiversaron? En esa semana se le destituyó del cargo, hubo una crisis en el Senado, ampliamente reflejada en los medios sobre su situación, él mismo sacó comunicados e hizo declaraciones y hasta el miércoles, cinco días después de que fuera removido del cargo, y seis días después de que concedió esa entrevista, descubrió que en realidad él no había declarado lo que había declarado. No tiene sentido. Pero lo tiene menos aún porque el propio Santiago Nieto, antes de esa declaración, ya había hablado de la carta y de las supuestas amenazas en un foro de la UNAM. Ahí consta su intervención, no hay forma de que fuera, también, tergiversada.
El exfiscal es indefendible. Como dijo Diego, sí violó la ley y no puede ser mantenido en su cargo. Se ha dicho mucho, lo sostiene el propio Fernández de Cevallos, que desde la PGR y otras autoridades todo el tiempo se filtra información. Es verdad. Pero la diferencia aquí estriba en que no se trata de una filtración, sino de una declaración reiterada del funcionario en cuestión que se suma a numerosas filtraciones que también ha proporcionado él mismo sobre los casos que debe atender. Dice Nieto que lo hace porque tiene derecho a la libre expresión, pero resulta que ese derecho se limita por la propia ley que aceptó acatar y respetar cundo asumió el cargo de fiscal.
Con un agravante que ya señalábamos aquí el lunes pasado. Al haber intervenido de esta forma en el proceso de Lozoya y el caso Odebrecht, Nieto podría haber vulnerado el debido proceso de los acusados, lo que les concedería automáticamente su libertad, hayan o no cometido algún delito. Por lo pronto, Nieto ya ha sido demandado penalmente por Lozoya, precisamente, por ese motivo, por haber violentado su proceso.
EL FRAUDE DEL PT
El fraude es tan evidente, se realizó en forma tan abierta que demuestra el grado de impunidad en el que creen moverse los dirigentes del PT. María GuadalupeRodríguez Martínez, esposa de Alberto Anaya, el líder del PT desde hace 22 años, y que acaba de ser reelegido para ese cargo apenas la semana pasada, recibió 100 millones de pesos del gobierno de Nuevo León, que estaban destinados a construir centros de desarrollo infantil.
La señora Guadalupe Rodríguez, esposa de Anaya, depositó 62 millones de pesos en un fondo de inversión personal y el resto lo canalizó a través de varios prestanombres, uno de ellos el líder del PT en Aguascalientes, a quien le envió 12 millones de pesos en 24 cheques. Todos los involucrados están procesados y el líder del PT en Aguascalientes está detenido.
Pero ya salió López Obrador a defender con honestidad valiente a sus corruptos. Dijo en otras palabras que todo era un complot porque el PT había apoyado a Delfina Gómez en el Estado de México y que él defendería a los dirigentes del PT. ¿Qué tiene que ver el Estado de México con la acusación? ¿Desde cuándo depositar cien millones de pesos que estaban destinados a construir centros infantiles en cuentas personales de la esposa de un dirigente partidario se convierte en un complot? Es un delito y un delito muy grave.
Por cierto: el no haber abierto una carpeta de investigación contra Delfina Gómezpor haberle descontado su salario a los trabajadores del municipio de Texcoco para apoyar la campaña de Morena, es uno de los cargos que existen contra Santiago Nieto.
Pero en Morena no importa: Delfina puedo haber violado la ley y está exonerada por AMLO, al igual que personajes como René Bejarano o líderes sindicales como Napoleón Gómez Urrutia o Fernando Espino. Lo mismo
sucede ahora con Alberto Anaya y los del PT.
El PT, ese que defiende al chavismo, a Nicolás Maduro y al régimen de Corea del Norte, es un aliado de Morena, pero robarse y depositar en sus cuentas personales el dinero destinado a los niños más pobres es indefendible.
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