Después de las 2 de la tarde, entraron los cerca de 15 miembros de la familia mazahua, a la Primera Sala de la Suprema Corte.
A los pocos minutos, se escuchó la frialdad de un número: 7464/2016.
Detrás de la cifra estaba la suerte de un hombre sentenciado a casi 30 años de prisión, sin más pruebas que el señalamiento de una sola testigo.
"Amparo Directo en Revisión. Se revoca la sentencia recurrida devuélvanse los autos al Tribunal Colegiado". Aprobado por unanimidad.
María Guadalupe, la esposa de Sergio Sánchez Arellano miraba expectante a Luis Tapia Olivares y a Gabriela Carreón Lee, sus abogados del Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez.
Fuera del recinto, Tapia Olivares soltó sonriente: "es una buena noticia".
El abogado explicó que desde el jueves pasado tuvieron acceso al proyecto de la Ministra ponente Norma Lucia Piña Hernández.
"Tenia dos temas fundamentales, se estaba interpretando el derecho a la defensa adecuada relacionado con un reconocimiento ilegal; Sergio fue reconocido por una testigo después de su detención ilegal en la fase de averiguación previa, ya el Colegiado había dicho que el reconocimiento era ilegal porque se había violado su derecho a la defensa adecuada pero el Colegiado se quedó corto. Había dicho que el testimonio de esa misma testigo ante el Juez tenía valor probatorio por constituir fuente independiente.
"Hoy la Corte le dijo: no. Interpretaste mal el derecho a la defensa adecuada y la violación a ese derecho tiene efectos también dentro del proceso y no es una fuente independiente sino que es una fuente directa a la violación a derechos humanos", indicó el abogado.
Una vez que el Tribunal Colegiado anule el único testimonio, ya no queda prueba alguna contra Sergio.
"Además, el proyecto de sentencia tiene un segundo candado que es el tema de presunción de inocencia.
"Le ordena la Corte al Colegiado: quita la prueba por el tema de defensa adecuada pero con la restante prueba confronta prueba en contra y prueba a favor y después de hacer eso aplica duda absolutoria. Prácticamente ya no tiene (el Colegiado) margen de acción mas que liberarlo. La Corte identifica una injusticia en el caso de Sergio y de algún modo, en términos jurídicos, intenta reparar la violación a los derechos humanos contra Sergio abriendo la puerta para su libertad", concluyó Luis Tapia.
"¿Cómo es posible que lleguen estos casos hasta la Suprema Corte cuando están viciados desde el origen? Y después de tantos años decir 'disculpe nos equivocamos'. Lo mismo pasó con Jacinta, Alberta y Teresa. Se repiten los casos una y otra y otra vez", lamentó José de Jesús Maldonado, padre jesuita fundador del Centro Prodh.
"Se hizo justicia", dice emocionada Carolina, la hermana de Sergio que siguió todo el proceso.
"Es el momento más feliz de siete años muy tristes", agregó María Guadalupe.
Desde una bocina del penal de Santa Martha Acatitla, Sergio expresa con la voz cortada: "No tengo palabras. No lo puedo creer. Sólo tengo alegría en mi corazón. Es como si volviera a nacer".
María Elena Cantú/REFORMA
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