Quieren satisfacer ambiciones políticas y económicas.
Preocupa a la base trabajadora del Sindicato de Burócratas del Gobierno del Estado la elección del nuevo secretario general que tendrá lugar en diciembre próximo, porque hay una mafia incrustada que no representa los verdaderos intereses de los trabajadores, sino ambiciones políticas y económicas.
En un documento que circula por las diversas dependencias administrativas del gobierno del estado, se señala que la dirigencia actual que encabeza Felipe Noel Cruz Pinacho, está demeritada, puesto que no cumplió con los compromisos adquiridos con los trabajadores, sin embargo, sirvió a los intereses de su antecesor Juan Rafael Rosas Herrera y del actual dirigente estatal del PRI, German Espinoza Santibáñez, quien se ostenta como su jefe putativo.
En el actual Comité Sindical se dio la venta de plazas de base, por lo que la próxima elección resultará crucial, porque se tienen que buscar alternativas, ya que de influir Pinacho, Rosas y Santibáñez, traería serias confrontaciones entre la base trabajadora y con graves riesgos para el próximo procesaos electoral del 2018.
En el ambiente político sindical, arrancó la carrera de los aspirantes y cada quien está haciendo lo que quiere, nadie respeta a nadie, más que sus ambiciones personales e intereses por querer presidir el Comité Ejecutivo Sindical.
La planilla verde es auspiciada por el PRI con Juan Rafael Rosas Herrera, Felipe Noel Cruz Pinacho y German Espinoza Santibáñez, respectivamente.
Como un compromiso emanado de las negociaciones y a través de los delegados sindicales, obligan a sus compañeros a portar una pulsera verde, de lo contrario, los privan de sus derechos y no son bien vistos en sus centros de trabajo
La planilla roja la encabeza Joel Castillo, azul Óscar González, la marrón es auspiciada por trabajadores de la Junta de Arbitraje, la violeta la encabeza un grupo de trabajadores de la Fiscalía General del Estado y la negra la dirige Ángel Martínez.
Como no hay dirigencia que regule el proceso, cada quien asume que puede hacer un trabajo sindical sin reglas. Lo único cierto es que un sindicato débil no sirve ni al trabajador ni al gobierno, ya que los acuerdos no se respetan, queda el sabor de la imposición, porque se ve como un pacto de amigos y no de una institución democrática, concluye el documento.
Jorge Feria Ramírez
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