Vanessa Solis
A un año de su salida, la administración de EPN se ha visto manchada por conflictos de intereses, tráfico de influencias, fraude y soborno
Ciudad de México.- En cinco años que lleva al frente del país, la corrupción y los escándalos han rodeado al presidente Enrique Peña Nieto, sobre todo su círculo más cercano.
La deshonestidad, el conflicto de intereses y el dinero ilícito en torno al gobierno del mandatario, se confirman con la investigación, del caso Odebretch, que en el extranjero señala a quien fue miembro de su equipo de campaña primero, y director de Petróleos Mexicanos, después, Emilio Lozoya Austin.
De acuerdo con las declaraciones de tres ejecutivos de la empresa brasileña Odebrecht, recogidas por periodistas mexicanos, habría recibido más de 10 millones de dólares, ministraciones irregulares que comenzaron de acuerdo con los investigados y presos en Brasil, cuando Lozoya servía a Peña Nieto en la campaña.
Incluso antes de tomar posesión, al exgobernador del Estado de México fue señalado por la sospecha de haber entregado tarjetas con dinero o vales alimenticios a cambio de votos.
En 2014 vendría el primer y mayor escándalo de corrupción en el entorno personal del presidente, con la develación por parte de un equipo de periodistas de investigación de Carmen Aristegui, quienes documentaron la adquisición de una mansión en Lomas de Chapultepec, a nombre de la primera dama, Angélica Rivera, y apoyada y financiada por una filial de la constructora Higa, de Juan Armando Hinojosa, a razón, de acuerdo con el documento periodístico, de 7 millones de dólares.
Resultó que la transacción de la lujosa vivienda la había realizado en 2012, en tiempos en que Peña Nieto aún era candidato, pero la constructora Higa y sus filiales ya habían sido beneficiadas con miles de millones de pesos en obra en el Estado de México, y lo serían también después cuando EPN se convirtió en presidente.
A pesar de que la primera dama defendió en televisión abierta y en directo la adquisición de la casa como un producto de su trabajo en Televisa. Presidencia informó que el bien inmueble en cuestión había sido puesto a la venta luego de que Rivera terminara el contrato con la filial de Grupo Higa, después de dos años de estar pagando la mansión.
En el mismo sentido fue revelado que el entonces secretario de Hacienda, Luis Videgaray Caso, había adquirido, también en 2012, cuando era miembro del equipo de campaña de Enrique Peña Nieto, un bien inmueble a la filial de Grupo Higa, empresa que apoyó y financió la casa que en 2014 Videgaray terminó de pagar. La justificación para manejar el no conflicto de intereses o tráfico de influencias, fue que, al momento de la compra, el hoy secretario de Relaciones Exteriores no era funcionario.
Otro escándalo de corrupción en México fue que el priísta, y a quien Peña Nieto habría señalado como uno de los integrantes de la nueva generación del tricolor, Javier Duarte de Ochoa, habría depositado 1,000 millones de pesos para el Partido Revolucionario Institucional en plena época de campaña presidencial.
El caso de corrupción se dio a conocer luego de llamadas telefónicas, que fueron reveladas entre el exgobernador y uno de sus colaboradores para enviar el dinero que se asume es de procedencia ilícita, pero que ninguna autoridad a la fecha ha investigado formalmente.
Javier Duarte, un cercano a Peña Nieto, fue nombrado por el mandatario como el representante del nuevo PRI, de hecho, lo mantuvo en su calidad de gobernador hasta 2016, cuando a finales de ese año y ante la evidente corrupción, su gobierno se vio obligado a investigarlo, no sin antes permitirle la fuga.
A la fecha, según estimaciones públicas de la Procuraduría General de la República, más de 30,000 millones de pesos se habrían desviado del estado de Veracruz cuando Duarte fue gobernador, mientras la deuda pública, de acuerdo con la Auditoría Superior de la Federación, supera los 60,000 millones de pesos; con todo, tales cuentas públicas fueron aprobadas y actualmente la PGR solo lo procesa por el desvío de 430 millones de pesos.
Gerardo Ruiz Esparza, otro cercanísimo al presidente y hoy en entredicha la honestidad de su trabajo al frente de la Secretaría de Comunicación y Transportes al pagar y defender una defectuosa obra en Morelos, dijo en aquel entonces, sobre la cancelación de la obra del tren rápido, que se había hecho con el fin de dar más transparencia al procedimiento; de hecho, que se lanzaría una nueva licitación, lo cual no ha ocurrido hasta la fecha.
En 2016, Juan Armando Hinojosa, el constructor favorito de Enrique Peña Nieto, el que ayudó a su esposa y a su secretario de Hacienda a comprar las mansiones, apareció inscrito en el listado de personas y empresas que fueron exhibidas en la investigación periodística conocida como Panamá Papers, que evidenció el manejo de dinero en paraísos fiscales de potentados en el mundo, y en el caso de México.
Se documentó que fueron 100 millones de dólares los que movió en esos paraísos fiscales De Hinojosa. A pesar de que la Procuraduría General de la República se comprometió a una investigación contra todos, no ha habido resultados.
A un año de que concluya la administración de Enrique Peña Nieto, sus más cercanos familiares, colaboradores y amigos han estado involucrados en conflictos de intereses, tráfico de influencias, fraude y soborno.
Angélica Rivera, Luis Videgaray, Juan Armando Hinojosa, Javier Duarte, Gerardo Ruiz Esparza y ahora Emilio Lozoya, el círculo de Peña, están en el ojo del huracán.
Aun cuando en México no esté completado el Sistema Nacional Anticorrupción, y en la PGR el titular sea uno de los amigos del presidente, la marca de una administración corrupta ya nadie se la quita.
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