Adrián Ortiz Romero
Luego del conflicto magisterial y popular de 2006, algunos sectores de la Sección 22 del SNTE y la APPO intentaron incursionar en la política estatal a través de la postulación de Zenén Bravo Castellanos como candidato a diputado local. Fue un intento incongruente, desafortunado e intrascendente, que en realidad dejó ver que los afanes por la frivolidad de los cargos públicos era superior a los supuestos principios ideológicos que se plantearon durante el conflicto magisterial. Hoy, a través de Morena, esos grupos pretenden volver al pasado.
En efecto, una especie de reedición de esas maniobras, es la que ahora intenta consolidar —con un mayor grado de peligrosidad— el partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) con la incorporación a sus filas de personajes como Erangelio Mendoza González e Irán Santiago, representante de la facción magisterial conocida como ‘los pozoleros’. En sendas imágenes difundidas el domingo a través de redes sociales, se podía apreciar cómo los dos integrantes de la Sección 22 estaban sonrientes y escoltados por el representante de Morena en Oaxaca, Salomón Jara Cruz durante un mitin político celebrado en al Ciudad de México con el líder nacional de ese partido, Andrés Manuel López Obrador.
La presencia de ambos personajes revela algunas vertientes que hacen lógico el manejo de ciertos conflictos en la entidad, a la luz de las connotaciones políticas y electorales que son inminentes. Morena, por un lado, sabe que Oaxaca puede ser uno de sus semilleros más importantes de votos, y por esa razón estaría capitalizando algunos conflictos para enrarecer el ambiente y tratar de beneficiarse de ellos. En todo eso, es importante la participación de algunos grupos y sectores sociales que, aunque pareciera que tienen sus propias agendas y responden a circunstancias específicas, en realidad todo puede ser parte de una misma estructura. ¿De qué hablamos?
De que, aunque formalmente Morena y la Sección del SNTE no guardan ninguna relación, no se debe olvidar que, por un lado, Morena buscará la mayor participación posible en el proceso electoral del año próximo y no reparará en acciones y alianzas para tratar de conseguirlo; por el otro lado, no se debe dejar de considerar que la Sección 22 es una organización horizontal y plural, que alberga a distintas corrientes políticas —incluso las que simpatizan con el PRI—, y que dentro de sus postulados de fondo siempre ha estado el de participar en los procesos electorales pero a través de sus propios métodos de lucha. ¿Cuáles son? Los que ya perfectamente predecibles y conocidos en ellos: movilizaciones, marchas, plantones y acciones que no necesariamente buscan la lógica lineal de promoción del voto, sino la inducción del voto a través del miedo, el hartazgo, el descrédito y otros mecanismos ya bien conocidos.
Y, de hecho, en aquel primer intento en 2007, algunos partidos de izquierda como Movimiento Ciudadano y el Partido del Trabajo ya intentaron capitalizar los resultados de la revuelta magisterial. Por eso postularon a Zenén Bravo Castellanos como candidato a diputado local por la vía de la representación proporcional, para tratar de congraciarse con algunos de esos sectores que habían participado en la APPO (Bravo era integrante de la Sección 22, y además fue consejero de la Asamblea Popular representando al FPR). No lo lograron porque rápidamente Bravo mostró su vocación de opositor orgánico al régimen, y casi de inmediato fue repudiado y desconocido por las organizaciones sociales a las que había representado.
MORENA-CNTE
Hoy todo parece ser parte de una estrategia más avanzada. Pues resulta que en conflictos como el ahora mismo protagonizan el Frente Popular 14 de Junio —herederos del Frente Popular Revolucionario en la región de Valles Centrales— y la agencia Vicente Guerrero, y los habitantes de la colonia González Guardado de la Villa de Zaachila, participan más o menos los mismos grupos que en otros tiempos fueron protagonistas de otros conflictos, y otros movimientos, con claras connotaciones electorales.
De hecho, el conflicto entre el Frente Popular 14 de Junio y las colonias de la Villa de Zaachila tiene como ingrediente de fondo no sólo la presencia de organizaciones periféricas a la Sección 22, por un lado; y por el otro, grupos que simpatizan con algunos de los sectores más radicales de Morena y de algunas organizaciones sociales de antecedentes de radicalidad bien conocidos. ¿Qué parecen buscar? El descrédito de sus adversarios comunes —los gobiernos del PRI— en los Valles Centrales, a través del desbordante problema de la basura, que no está en otras manos, más que en las de ellos mismos.
Ahí es donde cobra relevancia la presencia de Erangelio Mendoza González e Irán Santiago en las filas de Morena. El primero representa al núcleo más duro de quienes se oponen a la reforma educativa. De hecho, como dirigente de la Sección 22, fue Erangelio Mendoza quien logró que el entonces gobernador Heladio Ramírez López les reconociera institucionalmente la facultad de cogobernar en el ámbito educativo de la entidad, e indirectamente también le concedió a la 22 el reconocimiento como la organización de lucha social más importante de la entidad. Con él, Morena estaría buscando un polo de identidad con quienes se siguen resistiendo a la reforma educativa.
Por otro lado, Santiago representa al grupo de Los Pozoleros, que en el pasado reciente fue identificado como el brazo ejecutor magisterial, primero de los intereses del ex gobernador Ulises Ruiz, y luego de Gabino Cué al final de su gestión. Su acción conocida más reciente fue cuando intentaron boicotear los acuerdos preliminares —y la apertura de las escuelas— alcanzados entre el gobierno estatal y la Sección 22, luego de que se radicalizaran posiciones en defensa del acuerdo del 7 de diciembre.
En esa ocasión, a Los Pozoleros se les responsabilizó de incendiar la puerta de una escuela primaria en el Centro Histórico de la ciudad de Oaxaca, y de intentar enrarecer aún más la situación de tensión entre el magisterio y el gobierno. Por esa razón, al final Los Pozoleros son una especie de mercenarios dentro de la gremial que han ido buscando el acomodo a través de servir como ariete radical de diversos grupos políticos.
¿Qué buscan en Morena? Evidentemente, tratarán de ser el respaldo de acciones más radicales que impacten en los procesos políticos que están en puerta. 2018 será importantísimo para todos los grupos políticos, y al tratar Morena de sumar a esos sectores radicales tratará también de capitalizar el resultado de las acciones que formalmente emprenda el magisterio en el marco de la elección presidencial, que en Oaxaca resulta por demás trascendente por la reconfiguración de fuerzas en el Congreso local, y en las alcaldías, que todo eso implica.
Será muy complicado que, al final, Morena logre sumar votos extraídos de las acciones magisteriales. Existen diversas variables que no podrán controlar al interior mismo de la Asamblea Estatal; y seguramente se toparán con las acciones que emprenda el propio gobierno estatal para evitar que la situación se desborde. El problema es que mientras, Morena deja ver sus ganas de jugar rudo en Oaxaca.
Ojalá no sea preámbulo de un nuevo intento de convertir la gobernabilidad del estado en un laboratorio de organizaciones e intereses propios de los tiempos electorales.
DESACREDITADO
Nada garantiza ya la homogeneidad al interior de Morena. Ello quedó claro la semana pasada cuando los nueve diputados locales morenistas votaron a favor de una iniciativa —la de reforma a la Auditoría Superior— que el Representante de Morena en la entidad había reprobado horas antes. Parece que alguien ya no las trae todas consigo. Pronto veremos el resultado final de ese posible ajuste de cuentas.
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