Se pudre paro en el Hospital de la Niñez Oaxaqueña; cumple 26 días

Nadia Altamirano 

Hospital de la Niñez Oaxaqueña, arrinconado.

MARIO JIMENEZ LEYVA

La falta de medicamentos especializados en el Hospital de la Niñez de Oaxaca Dr. Guillermo Zárate Mijangos se ha prolongado tanto que hoy se cumplen 26 días que funciona a menos de la mitad de su capacidad, sólo atendiendo las urgencias más apremiantes.

En ese tiempo la mayoría de pacientes que requieren consulta externa han sido rechazados, los ingresos hospitalarios se han reducido a tres diarios, y las cirugías no van más allá de dos por día, cuando de manera normal se realizaban de 10 a 15 procedimientos.

“Seguimos esperando el medicamento, supuestamente está en almacén, pero no sabemos en cuál y qué claves correspondan a nuestras necesidades, tendremos que cotejar con nuestras listas una vez que lleguen”, aseguró la delegada sindical de ese nosocomio que se ubica en San Bartolo Coyotepec, Leticia Hernández Jiménez.

La falta de disposición de los Servicios de Salud de Oaxaca para suministrar medicamentos ha propiciado que el funcionamiento del nosocomio se reduzca al 25 por ciento. Esa estimación de la delegada difiere con la que realiza la directora, Rocío Arias Cruz, quien considera que se opera al 50 por ciento de la capacidad.

En lo que ambas coinciden es en la limitantes para recibir a los pacientes que requieren atención de tercer nivel. “Desafortunadamente, al estar en paro todas las áreas administrativas, no tenemos el dato exacto de cuántas referencias se han rechazado”, pero asegura que ningún caso que sea grave se rechaza.

Hospital sin médicos

Eso le ocurrió a Ángel, un niño de siete años con hidrocefalia que ingresó a quirofano de emergencia, y que es de los pocos que se atienden diariamente. Los insumos estaban, pero el especialista no, la vacante de neurocirujano esta libre desde enero pasado que “ningún pediatra con esa especialidad quiere venir a trabajar con nosotros”.

Fue preciso subrogar el servicio con un neurocirujano cuyos honorarios serán absorbidos por la familia de Ángel después de que le coloque una válvula cerebral. Entrevistado en el patio del nosocomio, mientras Ángel era intervenido, su tío Juventino Gómez narró que ante las limitantes en el servicio habían evitado llevarlo, intentando que lo atendieran en el Hospital Civil Dr. Aurelio Valdivieso.

“Nos dicen ellos que no tienen medicamento y al final de cuentas hicieron un espacio para atenderlo, pero vemos que es muy complicado su situación para seguir laborando, lo metieron a cirugía y estamos pendiente por si necesitan algún medicamento, nos preocupa que por eso no vayan a salir bien las cosas, los médicos no están atendiendo al cien por ciento”, confío el señor Juventino.

Pacientes rechazados

A pesar de tener programado su internamiento para que a Sheila le realizaran una cirugía plástica en su rodilla derecha, el paro en el hospital lo impidió. Su madre Anabel Antonio Rojas vino el sábado pasado a preguntar si le harían la cirugía en su pierna derecha en seguimiento al tratamiento por la quemadura que a los siete meses le afectó ambas piernas y su brazo derecho.

“La cita me la dieron desde junio. Todavía vine desde el sábado a preguntar y me dijeron que probablemente ya iba a estar abierto y que me tenía que presentar antes de la hora indicada, pero me dicen que tengo que esperar, me afecta porque es por el bien de mi niña”, dijo con decepción.

Aunque este lunes el diputado federal Francisco Martínez Neri hizo una donación en especie para que una farmacia especializada surta 5 medicamentos que utilizarían 14 pacientes, ese apoyo se pulveriza con lo que se requiere.

Tan sólo José Alfredo, un niño de 5 años que estuvo hospitalizado cinco días por una parálisis flácida en sus cuatro extremidades requirió cinco dosis de sandoglobulina, una solución inyectable que cuesta 20 mil pesos cada una.

“Debo traer dos frascos o pagar 42 mil pesos; firmé un pagaré”, contó Tiburcio Yescas con su hijo en brazos. De no pagar esa cantidad, la directora Arias Cruz se robustecería la deuda de cien millones de pesos, otro de los problemas que impacta en la operatividad.

Yahuiche: abren tras 29 días de paro

Después de 29 días, el Centro de Salud de San Jerónimo Yahuiche vuelve a funcionar. Fue preciso que los Servicios de Salud de Oaxaca y el Comité de Salud de esa agencia de policía, que pertenece al municipio de Santa María Atzompa, acordaran la remoción de la directora, Nelly Pin Castellanos, las encargadas de farmacias, Aracely Ordaz Revueltas y Susana Pérez, el dentitsta Rodolfo Ramírez, el médico Gerado Mejía Pérez, la enfermera Eloísa Pacheco Ríos, la promotora Jacqueline Salgado y la dentista Maribel, el enfermero Juan Antonio Pozos y la encargada de la farmacia, a quien vinculan como familia.

“Retirarán de su cargo a la directora a cambio de que mostremos disponibilidad para trabajar de manera conjunta, dejando que los demás acuerdos se resuelvan sobre la marcha”, detalló en entrevista José Santiago Hernández, vocal del comité de dicho centro de salud.

Lo solicitado

Otro de los acuerdos fue es que sean atendidos por médicos reconocidos por la capacidad y calidad humana para ofrecer un buen servicio, que surtan medicamentos suficientes así como el equipo instrumental necesario para el buen desempeño y atención médica.

Que se respete la función del comité de salud y vigilancia de Yahuiche, que los gastos de los servicios de electricidad, agua, teléfono y vigilancia se coordinen con el centro de salud y que los pague los Servicios de Salud de Oaxaca.

El acuerdo se logró ayer en una reunión que el comité y la agente de policía de Yahuiche, Felipa Franco Olmedo, sostuvieron con el responsable de los servicios de salud, Celestino Alonso Álvarez.

“Se abre el centro de salud de Yahuiche para que personal de la jurisdicción se haga cargo”, abundó. Además, se acordó que para la entrega recepción se realice un inventario.

El mal trato que personas señalaron recibir en ese centro de salud fue la raíz de las inconformidades que dieron pie a su cierre el 4 de julio pasado; la acción fue tomada por integrantes del comité de salud y vigilancia que fue nombrado un mes antes en asamblea comunitaria para vigilar precisamente esas quejas.