miércoles, 26 de julio de 2017

PRI: reclamos y contrastes

Alfredo González

Faltan 15 días para que concluyan los trabajos rumbo a la XXII Asamblea Nacional del PRI y corrientes internas intensifican la presión contra su dirigencia nacional.
Cinco de esos grupos crearon un frente común para defender las propuestas que presentarán en las mesas de trabajo, particularmente en la de Estatutos.

Las corrientes son: Hazlo por México, de Ivonne Ortega; Alianza Generacional, que encabezan José Ramón Martel y José Encarnación Alfaro; Democracia Interna, de Ulises Ruiz; Corriente Crítica, de Genaro Morales; y Alternativa, de César Augusto Santiago.

En la cúpula del tricolor han tratado de minimizar su fuerza y sólo reconocen cierto peso a las que encabezan Ivonne Ortega y los Pepes, Martel y Alfaro.

De Ulises y César Augusto destacan su oscuro pasado como “mapaches electorales”.
Con todo y todo, el activismo de esos grupos ha generado molestia en Insurgentes Norte, pero también preocupación por las expectativas que han creado sobre la Asamblea.

La integración del frente común, por ejemplo, tiene objetivos claros: defender en la mesa de Estatutos la regulación de las candidaturas externas y la eliminación de los requisitos para que los militantes participen en los procesos internos de postulación de candidatos.

También promoverán la reinstalación en los estatutos de la prohibición de repetir candidaturas plurinominales, así como la definición y procedimientos internos frente a los gobiernos de coalición.

Por otra parte, buscan que el Partido tenga una posición más clara y contundente frente al fenómeno de la corrupción.

“La Asamblea debe producir un mensaje claro a la ciudadanía sobre los propósitos que nos motivan a seguir gobernando”, me dijo uno de los promotores del frente común.

Creen que es la gran oportunidad de Enrique Ochoa y Enrique Peña para reivindicarse con el priismo como líderes congruentes y sensibles, dispuestos a fortalecer la democracia interna.

En la cúpula del tricolor, a su vez, dan por hecho que todas las propuestas serán tomadas en cuenta, por lo que prevén pocos sobresaltos antes, durante y después de la Asamblea.

Advierten claridad sobre la agenda, los temas y la conformación de las mesas de trabajo. No ven motivos para el disgusto y la discordia.

En respuesta, las corrientes observan desorden y hasta inequidad. Creen que, efectivamente, la Asamblea puede pasar sin pena ni gloria.

Pero desde ahora anticipan que si hacen caso omiso a las voces discordantes crecería el riesgo de fractura rumbo al proceso electoral. Y eso no es lo deseable.

Ambas partes hablan de un escenario que no conviene al partido, pero a tres semanas de su cónclave se observan más disensos que consensos.

Está por verse quién impone su agenda, quién da su brazo a torcer o si tienen o no la madurez suficiente para llegar unidos al banderazo de salida de la sucesión presidencial.

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Y como dice el filósofo… Nomeacuerdo: “La coalición política es el arte de llevar el zapato derecho en el pie izquierdo sin que salgan callos.”

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